12 MIN. DE LECTURA

Actualidad Entender la política La corrupción no es normal Somos todas Identidades Guatemala urbana Guatemala rural De dónde venimos Blogs Ideas y soluciones
11 Pasos

Hay una vida más dura que ser piloto de bus

Pocas cosas pueden ser peores que sobrevivir el asesinato de una pareja, una pareja que era piloto de autobús en Ciudad de Guatemala. Después de que mataron a su esposo, Mariana Hernández intentó rehacer su vida y volvió a enamorarse. Su nueva pareja también se dedicaba a manejar buses públicos. Y también fue asesinado por extorsionistas. Su desfortuna se agrava porque la ley para que los dueños de autobuses compren seguros de vida para sus pilotos nunca ha pasado del papel.

Cotidianidad P258

El cuarto donde la mamá soltera vive con sus dos hijas.

Fotos: Rocío Conde

Pocas cosas pueden ser peores que sobrevivir el asesinato de una pareja, una pareja que era piloto de autobús en Ciudad de Guatemala. Después de que mataron a su esposo, Mariana Hernández intentó rehacer su vida y volvió a enamorarse. Su nueva pareja también se dedicaba a manejar buses públicos. Y también fue asesinado por extorsionistas. Su desfortuna se agrava porque la ley para que los dueños de autobuses compren seguros de vida para sus pilotos nunca ha pasado del papel.

Mariana Hernández sabe más del mundo de los que manejan buses de lo que hubiera querido llegar a saber en su vida. Originaria de un barrio periférico de la capital guatemalteca, sus dos tíos tenían buses, su suegro maneja una ruta en la capital y ella misma se refiere a los pilotos como choferes, como sólo lo dicen los que trabajan en el gremio y los que no usan transporte público. Ha enterrado a dos esposos pilotos. Ahora sus hermanas y algunos compañeros de sus cónyuges le dicen la viuda negra para molestarla. Es una de muchas. Entre sus amigas de la colonia, Mariana, que tiene otro nombre, tiene por lo menos seis amigas viudas.

Desde 2010 hasta la fecha, 484 pilotos han sido asesinados en Ciudad de Guatemala, según datos de la Procuraduría de Derechos Humanos. Se trata de un promedio de 6 asesinatos de pilotos cada mes durante casi 7 años y falta la cuenta de diciembre de 2016, que será el mes más violento. Casi 1.5 pilotos asesinados cada semana del año.

Y como consecuencia, hay alrededor de 2,000 familias afectadas por el problema de los asesinatos en el transporte, según cálculos de la Asociación Viudas de pilotos de Transporte Público de Guatemala (Avitransp).

Ser piloto es un trabajo informal de alto riesgo, que no da ni prestaciones, indemnización ni vacaciones. Un empleo que deja a las familias en una situación vulnerable, que se manifiesta de su forma más descarada el día en que un piloto ya no regresa a su casa.

Esta es una historia de las miles que existen de viudas de pilotos en Guatemala. Historias que quedan en notas rojas, de escaso impacto mediático, cada vez más cortas y en muchos casos, puro copy-paste en los medios de comunicación impresos.

 

Mariana ahora vive en la casa de sus abuelos. Desde que Maco fue asesinado hace dos años ya no se atreve iniciar otra relación.

Mariana ahora vive en la casa de sus abuelos. Desde que Maco fue asesinado hace dos años ya no se atreve iniciar otra relación.

Mariana Hernández tiene una voz liviana y una facilidad para sonreír y platicar, que hace que se olvide por momentos de la vida durísima que enfrenta esta madre soltera de 27 años. Sentada en un sillón junto a la ventana donde entra sol de tarde en Mixco, enseña las pocas fotos que tiene de sus esposos difuntos: una de Héctor, su primer esposo y su hija mayor, cuando cumplió un año, dándose un beso con una papa frita en la boca. La otra, de Maco, su segundo esposo, cuando se abrazan con ella y sonríen en una playa.

Mariana Hernández conoció a los papás de sus hijas, Isabel de 9 años y Sofía de 3 años, en los buses de su colonia, en el municipio de Mixco donde ha vivido toda la vida. No se casó con ninguno, pero los consideraba sus esposos porque estaba unida de hecho.

A Héctor Sánchez, lo conoció en 2006 a los 17 años. Él manejaba el bus en dirección al instituto donde Mariana estudiaba y poco tiempo después de graduarse, a los 18 años, quedó embarazada. Era bonito ser pareja de Héctor en esa época (hace 10 años), dice Mariana, porque el problema de la extorsión todavía no era tan fuerte. Pero en mayo de 2010, cuando Héctor tenía 22 años y su hija Isabel tenía apenas 3 años, un grupo de sicarios, que extorsionaba su ruta, lo asesinó en frente de la casa de los abuelos de Mariana, donde ella vive con sus hijas.

Dos años después, a finales de 2012, Mariana conoció a Maco Pérez, su segundo esposo, en el bus que la llevaba a su trabajo en un call-center, y quedó embarazada un año después. El 4 de diciembre de 2013, cuando Sofía tenía dos meses de haber nacido, Maco, de 25 años, fue asesinado a pocas cuadras de su casa en Mixco, por miembros de la pandilla que estaba extorsionando la ruta que manejaba en Mixco.

Mariana está segura que lo confundieron con otro piloto de la misma ruta que no había pagado la extorsión. Mariana conserva la página con la nota que salió al día siguiente en Nuestro Diario sobre el asesinato. Hasta la fecha le duele que según el texto los fiscales identificaron a Maco como marero por sus tatuajes.

– Es un prejuicio, él no era marero. Tenía tatuado el nombre de nuestra hija.

Muchas personas, dice Mariana, sienten que ser chofer está muy mal visto.

– Porque no terminan sus carreras, se quedan en los básicos.

Su familia nunca quiso que se juntara con pilotos, a pesar de que sus tíos tenían buses.

Difícil para un hombre, dificilísimo para una mujer

Para un hombre, joven, con nivel educativo bajo, sin recursos económicos y sin redes de contactos, las oportunidades accesibles de trabajo en Ciudad de Guatemala en muchos casos se reducen a ser piloto, ayudante, taxista, tuc-tuquero. O claro, como lo han comentado pilotos entrevistados, unirse a las pandillas que someten a los barrios.

Lea: Cómo es un día en el trabajo más peligroso del país

En esa misma situación, las oportunidades no son más prometedoras para las mujeres.

Mientras Mariana cuenta su historia para este reportaje, está pendiente de una librera de madera que tiene afuera de su casa con los productos de belleza y artículos de cocina que vende. Saca entre Q90 y Q120 de sus ventas semanales y depende del apoyo de sus abuelos y sus papás para cubrir sus gastos. Mariana Hernández no recibe apoyo económico de los papás de Héctor y Maco.

La experiencia laboral de Mariana Hernández es mínima. Trabajó unos meses en un call-center y un año en una Mega Paca. Ni Héctor ni Maco querían que trabajara. La división de responsabilidades en ambas relaciones fue clara y patriarcal: ella se encargaba de los hijos, la casa y la comida. El esposo era quien traía el dinero.

A su hija de 9 años le queda pequeño el uniforme de la escuela.

Por eso, la presión crece en Navidad y aumenta en enero, cuando le toca pagar útiles escolares, los Q300 que gasta en dos pares de zapatos escolares cada año, los Q200 de la inscripción y los Q550 por la falda, suéter, camisa, ropa para educación física y membretes.

 

Héctor en el primer cumpleaños de su hija, Isabel. Hoy tiene 9 años y todavía tiene recuerdos de su papa que fue asesinado hace 6 años.

Héctor en el primer cumpleaños de su hija, Isabel. Hoy tiene 9 años y todavía tiene recuerdos de su papa que fue asesinado hace 6 años.

Como si el rumor de la frustración económica de Mariana hubiera circulado en el aire, hace un año empezó a recibir mensajes de un perfil desconocido de Facebook con nombre de mujer pero sin fotos. Le ofrecía hasta Q4,800 por ejercer de dama de compañía. También ofrecía una ganancia de Q100 por foto, sin especificar qué tipo de fotos.

– Yo como mamá, he caído en tentaciones malas, pero digo: no, ¿para qué?.

Mariana admite que la gran cantidad de dinero le llama la atención, pero no está dispuesta a prestarse para ese trabajo. La mamá de Mariana dice, desde el otro sillón de la sala, que a veces las mujeres por la misma necesidad caen en la tentación. A vender su cuerpo por necesidad, madre e hija le dicen “caer en la tentación”.

Mariana lleva casi tres años entregando solicitudes de trabajo en bancos, en negocios, en bodegas, y no le ha salido ningún empleo. Siempre dicen que la van a llamar. Pero nunca llaman.

El seguro imposible para las viudas

El funeral de Héctor costó Q3,500. Fue el servicio más básico. La familia de su esposo pagó la mitad, y entre su esposa, su familia y el dueño del bus que manejaba Héctor, juntaron la otra mitad.

Mariana no sabe cuánto costó el funeral de Maco, porque la familia de él se encargó de los gastos funerarios. Menos la lápida, de Q350 y unos Q150 para el pan del velorio que sí los costeó ella.

El transporte público en Guatemala es un tema complicado. Existe una riña de años entre la Asociación de Propietarios de Autobuses Urbanos de Guatemala (Asopagua) y la Asociación de Empresarios de Autobuses Urbanos (AEAU) sobre subsidios desaparecidos y acusaciones de corrupción a escala millonaria.

Más de 28 empresas de buses, entre ellas Transurbano, forman parte de la AEAU, que hasta el año pasado fue la única entidad responsable de recibir y distribuir los aportes económicos del gobierno sin rendir ninguna cuenta sobre cómo gastaban ese dinero público. Representantes de 6 de estas empresas están afiliados en Asopagua, que ha trabajado para quitarle el monopolio de las negociaciones con el gobierno y la municipalidad de la AEAU. Algunos de los miembros de Asopagua fueron excluidos de la AEAU por cuestionar la desaparición de fondos.

Pero el seguro de vida de los pilotos es en sí un tema controversial.

Hasta 2012, todas las empresas pagaban Q25 mensuales, en efectivo, por cada bus registrado en la AEAU para un fondo de la asociación, que sumaba más de Q73,000 (US$ 9,700) mensuales. Ese año, la asociación declaró que ya no había suficientes fondos para pagar a los beneficiarios. Todo pese a que las empresas seguían pagando para el fondo y a que hubo 58 asesinatos en 2012, una importante reducción frente a los 76 de 2011 y 84 de 2010. Una reducción a ‘sólo’ un piloto asesinado cada semana.

Desde 2013, las empresas no pagan ningún seguro para los pilotos.

– Quedó sin efecto porque nos dimos cuenta de que el dinero desaparecía, dice el dueño de una de las empresas de transporte que cubren el municipio de Mixco, que habla desde el anonimato y pertenece a Asopagua.

Ser un piloto, un dueño o una viuda de un piloto de bus en Ciudad de Guatemala no da condiciones de seguridad como para haber con su identidad revelada en un artículo periodístico.

El 27 de septiembre de 2016, el Congreso aprobó el decreto ley 45-2016 en el que se establece por primera vez que cada dueño de autobuses está obligado a mantener vigente una póliza de seguro de vida y gastos funerarios en caso de homicidio o asesinato, a favor del piloto.

Para el dueño de la empresa de transporte, le parece una burla obligarles a pagar un seguro, por la falta de dinero y porque ninguna aseguradora lo aceptará.

Fue un tío que informó a Mariana Hernández de que existía un posible seguro cuando asesinaron a Héctor, su primer esposo. Aunque un cadáver penetrado por 12 balas parecería suficiente evidencia, tuvo que pasar por un infierno de trámites y papelería para recibir el dinero. En la empresa del bus le pidieron la hoja de defunción, dos informes del traslado del cuerpo, un informe médico y una prueba toxicológica que establecía que no hubo evidencia de drogas y alcohol en la sangre. Mariana Hernández no hubiera recibido el dinero del seguro si Héctor se hubiera tomado una cerveza el día que lo mataron. Aunque su muerte fue resultado de un asesinato y no un accidente.

Aparte tuvo que conseguir una constancia por parte del dueño del bus que documentaba que Héctor falleció adentro del bus y otra de la funeraria. Al no estar casados, tuvo que pagar Q1,000 a un abogado por una autentificación del vínculo personal, a través de su hija que lleva el apellido de los dos. Todo, aunque en la póliza de su esposo, Hernández aparecía con nombre completo como la única beneficiaria.

La vida sin Héctor y sin Maco

La ausencia de Héctor y Maco en la vida de sus hijas afecta a Mariana.

– Como mamá me ha costado demasiado. Por ejemplo ayer [la mayor] me dijo: ‘mira mami, estoy sacando caderitas.

La hija de Maco nació en septiembre de 2013, dos meses antes de que lo mataran. Tiene un carácter difícil. Es nerviosa, llora mucho, a veces se pone agresiva. Mariana Hernández está convencida de que ese carácter se debe a que le transmitió sus penas a través de la leche.

– Encima de que mi embarazo fue riesgoso, todavía le transmití la situación después. Ella es bien miedosa, es insegura.

Unos estallidos fuertes desde la calle interrumpen la conversación.

– ¡Esto espanta a mi hija grande, mire!.

La muerte de Héctor afectó tanto a su hija mayor que dejó de hablar por un tiempo. Mariana, que cayó en una depresión fuerte, la llevó a terapia pero aún hoy, seis años después, hay palabritas que le cuestan. Por lapsos todavía se recuerda de su papá y la noche que lo mataron. Aunque tenía tres años.

Fue un martes como a las 9 de la noche de 2010. Mariana y Héctor habían acordado juntarse en la casa de los abuelos de Mariana, donde él estacionaba el bus a la par de los buses de los tíos de ella. A 5 minutos de llegar a la casa, él la llamó para avisar que iba a pasar por la tienda.

– Dale un beso a la nena, ahorita llego con un su juguito, dijo Héctor antes de colgar.

Mariana se fue a la cocina y escuchó los disparos afuera. Encontraron su cuerpo a pocos metros de donde Mariana hoy pone la librera con sus ventas. A pocos metros de donde nos cuenta su historia.

De 12 disparos, Héctor tenía 10 en su cabeza.

– No puede uno ni llorar. Es una presión que se siente aquí,(dice poniéndose la mano en el pecho). Uno tiene que gritar del dolor de verlo allí… Y no puede hacer nada.

Supuestamente los victimarios habían matado a un compañero de su esposo ese mismo año por un problema con la extorsión, pero Mariana no sabe los detalles. Dice que en el barrio todos conocían a los sicarios, que eran matones de El Milagro. Pero nadie los señaló por el miedo. En agosto de 2016, algunos de los miembros del grupo de sicarios que mató a Héctor fueron condenados por la justicia, por secuestro y sicariato.

– Mi mamá siempre me lo decía: allí no hay futuro.

Se refería a un futuro económicamente estable con un piloto como esposo. La realidad de Ciudad de Guatemala para los vecinos de los barrios más pobres hace que esto sea una profecía que se cumple cada semana, a pesar de que noviembre de 2016 fue el mes menos violento en los últimos 15 años. Pero la violencia parece sólo reducirse en los barrios de clases media y alta.

Desde que Maco fue asesinado, Mariana no ha tenido otra relación, aunque admite que le genera mucha ansiedad estar sola en las noches y sí quisiera tener este cariño. “La soledad me mata”, dice. Pero tiene miedo de que le vuelva a pasar lo mismo. Por tercera vez.

– Una mujer que se case ahora con un chofer no tiene futuro. Tiene que vivir pensando, ¿será que va a volver? ¿Será que va a volver? O de repente uno mira en las noticias matan a chofer y fue en la ruta que él manejaba, entonces siempre va a ser: ¡voy a llamarlo, tengo que llamarlo! Esa no es vida.

Nómada
/

En Nómada creemos en el futuro. Por eso hacemos periodismo de vanguardia. Buscamos la verdad. Con transparencia. Procurando la justicia.


Hay Mucho Más

1

COMENTARIOS

RESPUESTAS

    TITAN /

    07/12/2016 1:00 PM

    ¿Existe algún seguro que cubra a pilotos de buses?

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



Secciones