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11 Pasos

Huir a Honduras para salvar la vida

Cuando se piensa en Honduras, las imágenes que vienen son las decenas de miles que huyen de uno de los dos países más violentos del mundo y piden asilo. Es tres veces más violenta que Guatemala. No suena como lugar a dónde escapar para preservar la vida. Pero hay ocasiones en las que puede serlo. Como el caso de Carlos, un veinteañero que creció en un barrio periférico de la zona 18 de la Ciudad de Guatemala y cuyo apellido diremos que es García. Esta es una historia de la Guatemala más ruda.

Cotidianidad P258

Niños juegan en un callejón de una colonia en la zona 18 de la Ciudad de Guatemala.

Fotos: Carlos Sebastián

El ambiente está alegre en este barrio hondureño. Hay música, una chamusca de futbol y carne en la parrilla. Pero El Soldado, como sus amigos le dicen a Carlos, no sonríe. Su mirada es distante. A pesar de un sol que calienta, su cara está pálida y su piel, casi transparente. Sus ojos parecen entristecerse al enterarse de que hay en el lugar una periodista de Guatemala, su país. Su saludo es breve. Casi no se le oye. Las primeras cervezas ya le están empezando a afectar.

– Así se mantiene, callado, encerrado, a veces tomado, dice preocupado uno de los otros invitados al churrasco este domingo.

– Es por lo que pasó a su hermana, era solo una niña.

Una madre en los Estados Unidos. Una hermana en el cementerio. Él escondido en Honduras. Así quedó la familia de Guadalupe, Yohana y Carlos. Lleva cinco meses escondido en Honduras después de que denunciaron el asesinato de su hermana de 12 años, que no quería ser parte de la pandilla en su colonia.

Todo empezó hace cuatro años. En 2013, un miércoles por la tarde, Yohana, la hermana menor de Carlos, regresó llorando a su casa cerca de Metronorte en la zona 18 de la Ciudad de Guatemala. Tenía 12 años. Un grupo de adolescentes se le había acercado cuando venía de regreso de la escuela.

– Como saben que a una niña rápido le lavan el cerebro, entonces la empezaron a extorsionar. Allí queda cerca el Preventivo y la estaban presionando a que fuera dejar cosas allá. Drogas y chips. Ella no quería. No sabía nada de eso. Entonces le metieron miedo, diciendo que iban a hacerle daño a mi mama, a su familia, cuenta Carlos.

En esa época, antes de la inauguración de la fiscalía contra las extorsiones en el Ministerio Público en julio de 2015, el fenómeno de la extorsión ya tenía controlado a una parte de la población de la zona 18. En 2013 las denuncias de la Policía Nacional solo en la zona 18 de la capital llegaban a 315. Eran 18.6% del total de las 1,687 denuncias registradas en el municipio de la Ciudad de Guatemala ese año. Y eso son solo los casos en los que las víctimas se atrevieron a denunciar.

Guadalupe, la mamá de Yohana y Carlos, fue una de las 315 que tuvo el valor para presentar una denuncia.

Aterrorizada por la experiencia que tuvo su hija, se fue al Ministerio Público con la esperanza que pudieran proteger a su hija. No fue así. Carlos, que tenía 17 años en 2013, reconoce hoy que no entendió la seriedad de la situación hasta que ya era tarde.

– Yo no le puse mucha importancia al principio. Nunca me imaginé que (fuera a pasar) todo lo que pasó. Pero mi mamá se fue a poner una denuncia. Mi hermana le había contado que eran los de los mototaxis, eran chavos de la misma colonia.

Todavía hoy le extraña a Carlos que los que extorsionaban en su colonia hubieran intentado reclutar a su hermana, una niña, antes que a él. Sospecha que podría ser porque estudiaba en el Instituto Adolfo V. Hall, un centro de formación cívico-militar en la zona 13, cerca del aeropuerto de la Ciudad de Guatemala.

La relación entre Yohana y Carlos era cercana. Cuando sus papás se separaron en 2009, el papá se fue a vivir en otro departamento de Guatemala y casi nunca lo vieron. Junto a su mamá, quien trabajaba en Artemis, una tienda de libros en varias de las zonas más exclusivas de la ciudad, se fueron a vivir con sus abuelos.

A tono con la tradición machista, Yohana era la que le preparaba a su hermano las refacciones en las tardes después de estudiar. Lo molestaba por su obsesión con su equipo favorito de futbol. “Ya vas a ver a tus Cremas otra vez”, decía siempre. Y lo regañaba cuando regresaba del estadio en la noche, por lo peligroso que era la colonia.

Carlos dice que su colonia no era así antes. Tampoco la describiría como pobre.

– Era normal. Desde que pusieron los mototaxis se arruinó toda la colonia. Allá son los que cobran la extorsión. En una época me recuerdo que en tres meses llegamos a 7 muertos.

 

Mototaxis en la zona 18.

Un sábado a eso de las 2 de la tarde hubo otra muerte en la colonia. Yohana acababa de almorzar en la casa cuando sonaron los disparos. Carlos estaba estudiando. Empezaron a salir los vecinos cuando ya se escucharon cerca las sirenas de una ambulancia y de las patrullas de la policía. Con la misma curiosidad de ver quien había sido la victima en esta ocasión, Yohana también salió de su casa y se unió a la multitud alrededor de la cinta amarilla del Ministerio Público. Fue la última vez que vieron a Yohana con vida en la colonia.

– Dicen que en un instante, llegó un carro y la subieron a ella y se la llevaron. Como varia gente vió, nos contaron a nosotros. La secuestraron a una colonia aledaña.

Estuvo desaparecida durante dos días. Carlos y su familia pasaron los dos días buscándola por todos lados. Alguien dijo que se la habían llevado para El Limón, otra colonia en la zona 18. Pero Carlos nunca la encontró. Apareció hasta el lunes.

Ese mediodía Carlos se fue a la tienda en la esquina de su casa a comprar pan. Se le ocurrió revisar los resultados del deporte y tomó un Nuestro Diario. Pero este día un impulso le llevó a revisar también en Al Día también. Repasando las páginas de repente encontró una foto que le paralizó: ‘Mujer acribillada en colonia El Limón’ decía el texto.

– Cabal vi la foto de mi hermana. Traía la misma ropa de cuando yo la vi la última vez la mañana el día que desapareció. Si no hubiera sido por eso ya no la hubiéramos ni podido enterrar porque la iban a poner como XX al día siguiente. Me tocó reconocerla en la morgue con mi abuelo. Me afectó bastante.

Su voz tiembla y se esfuerza para seguir contando. El pequeño cuerpo de Yohana estaba golpeado y tenía 22 balazos.

Con su abuelo fueron a juntar el resto de la familia que vivía en la colonia para que fueran a avisarle juntos a la mamá de Yohana, que estaba en su trabajo.

– Gritos pegaba mi mamá, pero gritos.

En 2013 la Policía Nacional Civil registró 34 homicidios por cada 100,000 habitantes. A pesar de un descenso general de la tasa a nivel nacional durante los siguientes años, en el departamento de Guatemala la tasa aumentó a más de 45 por cada 100,000 en 2016, y el número aumenta en los barrios marginales.

Con los testimonios de los vecinos que vieron quienes secuestraron a su hija, Guadalupe se fue otra vez al Ministerio Público a presentar otra denuncia. Pero la investigación no procedía y mientras tanto, la familia tenía que convivir en la misma colonia con los supuestos asesinos de Yohana. La tristeza y el miedo destruyeron a Guadalupe.

A principios de 2014 Guadalupe, decidió mandar a Carlos a vivir con miembros de la familia en otra parte de la capital, y ella se fue para los Estados Unidos. Carlos explica que cree que le dieron asilo político a su mamá porque su vida corría peligro en Guatemala, pero no está seguro de su estatus legal allá. Ya no casi no hablan. Ella no puede salir del país a visitar su familia en Guatemala e intentan mantener contacto por teléfono. Han pasado tres años. Carlos todavía se aferra al plan de que cuando su mamá se establezca, él también se vaya para Estados Unidos. El plan no es quedarse en Honduras.

– El problema es que yo no tengo papeles. Ella me va a mandar a traer pero ahora ya no se cómo… con Trump es más difícil la cosa. Pero tampoco puedo regresar a Guatemala.

Un año después de que mataran a Yohana, Carlos logró terminar sus estudios en el Hall y empezó a estudiar ingeniería en sistemas en la Universidad de San Carlos. Iba a ser el primero en su familia en graduarse de la universidad. Pero los problemas económicos se acumularon. Empezó a trabajar en un carwash y luego un trabajo en ventas en Claro, la empresa telefónica. Le iba bien. Su sueldo base de Q1,500 y las comisiones, que en una ocasión sumaron Q2,000, le permitieron ahorrar para retomar sus estudios. Pero su colonia seguía siendo su colonia. Le contaron que los que manejaban los mototaxis ya eran otros. Que los que participaron en el asesinato de su hermana estaban encarcelados o fallecidos por líos entre las mismas clicas. Carlos decidió regresar a vivir con sus abuelos para apoyarles económicamente.

– Andaba tranquilo y todo, hasta ahorita que salió de la cárcel uno de los que había participado en la muerte de mi hermana y andaba preguntando por mí. Yo sentía unos presentimientos y ya no podía dormir bien. Cuando salía siempre sentí: va a pasar algo, va a pasar algo, y cabal. Andaban preguntando por mí y llegó al oído de mis abuelos.

Carlos compró un pasaje de bus para una ciudad en Honduras, donde un amigo le estaba esperando. Él, como su mamá, no migró. Huyó. Y por temor por su vida no sabe si puede regresar a Guatemala.

– Por eso me tuve que mover. Mi mamá me pidió que me desapareciera un tiempo. El temor de ella es que me pase algo a mí porque soy el único hijo que le queda.

– Cómo me hace falta estar allá en Guatemala, dice Carlos. y mira a la grama seca antes de abrir otra lata de cerveza Salvavida. La alegría del churrasco continúa. Él camina entre todos como un zombie.

Nómada
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En Nómada creemos en el futuro. Por eso hacemos periodismo de vanguardia. Buscamos la verdad. Con transparencia. Procurando la justicia.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    URIEL /

    04/05/2017 12:18 AM

    ES LO TRISTE DE LOS PAISES LAS AUTORIDADES NI SIQUIERA HACEN ALGO TODO ESO ES UN CIRCULO POLICIAS TRANSPORTISTAS TAXIS MOTOTAXIS ETC TODOS ESTAN METIDOS GUATEMALA HONDURAS EL SALVADOR SON PAISES VIOLENTOS MUCHA INSEGURIDAD POR ESO ES QUE LA MISMA POBLACION TOMA LA JUSTICIA EN SUS MANOS PERO COMO SIEMPRE LOS DERECHOS HUMANOS DEFENDIENDO AL DELINCUENTE EXTORSIONADOR PANDILLERO VIOLADOR Y AL QUE TRABAJA SUDA PARA GANAR EL PAN DIARIO GANA EL DINERITO HONRRADAMENTE NO TIENE PROTECCION
    UN PROBLEMA DE NUNCA ACABAR

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Letty /

    03/05/2017 9:23 PM

    Es un caso bien dificil de superar, pero estoy segura que Guatemala es bastante grande y Carlos puede estar en su pais en un departamento lejos de la ciudad pero no tan lejos de su familia aparte de eso tambien puede seguir estudiando y ser ese profesional que sueña, lo que si es seguro que el estar tomando no le traera nada de beneficios ... Hay situaciones muy dificiles en la vida pero Dios nos ha dado un espiritu de lucha para salir adelante.
    .. Carlos seria bueno que regreses a tu pais y vivas con un perfil bajo y haciendo las cosas lo mejor posible ... Estoy segura que si no puedes estar con tus abuelos hay otras personas que te apollaran ...

    ¡Ay no!

    3

    ¡Nítido!

    Hernan /

    03/05/2017 8:21 PM

    Difícil situación. Con respecto a la
    redacción deberías de mejorar PIA FLORES, por profesionalismo.

    ¡Ay no!

    3

    ¡Nítido!

    Am /

    03/05/2017 7:50 PM

    Cualquiera diría que irse para Honduras es peor que quedarse en Guatemala, pero que hace uno cuando prácticamente le ponen uno precio a su cabeza y su familia o lo poco que queda de ella se va a otro país? Que duro y triste ojalá algún día nuestra Guatemala pueda ser un lugar digno para vivir.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Javier /

    03/05/2017 4:25 PM

    Lamentable situación, suerte!

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    veronica /

    03/05/2017 4:18 PM

    Que dura historia, me parte el corazon y en este pais sin rumbo la verdad no se espera nada..solo estar a la mano de Dios

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Trudy Mercadal /

    03/05/2017 4:04 PM

    Que historia tan dura. Y Honduras, que tiene un nivel de homicidios altísimo, no suena como una buena solución. Qué va a ser de la gente joven que trabaja para forjarse un futuro viable, con tantos obstáculos que tiene que enfrentar día a día? Cuándo nuestros gobiernos los pondrán como prioridad?

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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