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La despedida a la última niña no es el fin de la historia

Dos semanas han pasado desde la tragedia en el hogar seguro Virgen de la Asunción, en las afueras de la Ciudad de Guatemala. Hasta ayer, jueves 23 de marzo, la familia Barahona Beltrán tuvo la oportunidad de despedirse de su niña Yami. Ella es la última identificada, de las 40 niñas que murieron cuando debían estar bajo la protección del Estado. Ahora queda conocer la situación del resto de los menores que se encontraban en ese lugar y buscar justicia por las víctimas, los sobrevivientes y sus familias.

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Amigos y familiares de Yami, durante el sepelio.

Foto: Carlos Sebastián

El ataúd es una mezcla de rosado dorado. Ese color que escogería una niña de quince años, porque adentro hay una niña de quince años. Es la caja más cara que tenían en la funeraria, cuenta una de las asistentes al sepelio. Dicen que la funeraria la regaló y que la agente encargada escogió el modelo. Al parecer, quería que fuera algo que, de ser su hermana menor, Yami preferiría.

No hay muchas personas en el cementerio. Esta misma tarde solo hay un entierro más y es en otro sector del gran jardín, por lo que la calma se mantiene intacta. En el servicio de la familia Barahona, unas 50 personas entre sus hermanos, tíos, amigas y conocidos, llegan a despedirse de Yami. Tras dos semanas de búsqueda, por fin se ha podido comprobar, con el ADN de sus dos hermanos, que el último cuerpo identificado como XX es el de ella.

Yessenia Yamileth Barahona Beltrán falleció el mismo miércoles 8 de marzo, por la tarde en el hospital. Y es la última niña reconocida de las 40 que murieron en el Hogar Seguro el día internacional de la mujer, con la complicidad o la negligencia del Estado. Ellas denunciaron maltratos, violaciones y abusos dentro de esa institución e intentaron huir. Ese martes 7 de marzo, testigos contaron a Nómada que los monitores del Hogar Seguro les abrieron la puerta para que salieran. Por orden presidencial fueron regresadas al lugar. Testigos contaron que los policías las tocaron y las policías las encerraron bajo llave en un salón de clases. En un intento porque les abrieran la puerta, quemaron los colchones, en los que habían dormido la noche anterior, pero no las dejaron salir. “Aguántense”, les dijo una de las policías en la puerta, recordó una de las sobrevivientes en un audio publicado por Nómada. Ahí murieron 19 niñas calcinadas y 34 fueron trasladadas con heridas graves a los dos hospitales nacionales, el San Juan de Dios y el Roosevelt; 21 no sobrevivieron.

Los reportes preliminares que el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF) tiene, según el portavoz Roberta Garza, establece que 20 murieron de asfixia y sofocación, 17 por quemaduras térmicas y complicaciones, 2 por sepsis generalizada, que es una infección que afecta a todo el cuerpo, y 1 por intoxicación por exposición a otros gases y vapores. Además, ahora que todas han sido reconocidas, se sabe que 8 de ellas tenían 17 años; 9 tenían 16; 14 tenían 15 años; 8 cumplieron los 14; y la más pequeña tenía 13. 13 años.

Por lo menos 58 niñas estuvieron en el cuarto de las llamas ese día. De ellas, 40 han muerto, 2 continúan estables en el hospital, 9 fueron trasladadas a Estados Unidos para que reciban el tratamiento y la terapia que necesitan, y 7 ya fueron egresadas, según los datos que compartió el Ministerio de Salud el lunes 20 de marzo.

La sociedad civil intenta reconstruir

Alrededor de las 4 de la tarde del jueves, la familia Barahona y sus conocidos acompañaban al ataúd con el cuerpo de Yami. Pocas personas quisieron tomar la palabra para despedirse. Sin embargo, Lilian Estrada, una de las amigas más cercanas de la familia, sí. Agradeció en nombre de la familia la presencia de los asistentes, dio gracias especiales a Mayra Jiménez, Raquel Arriaga y al resto de voluntarias, y denunció poca empatía y ayuda en estos días y en este proceso por parte de la Procuraduría de los Derechos Humanos, la Procuraduría General de la Nación y de la Secretaría de Bienestar. A ella le siguió Mayra, quién pidió que no se olvidara las 40 niñas víctimas mortales del fuego en el hogar, que se encontraba bajo administración del Estado.

Hasta el momento, la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia no ha presentado un informe sobre el número de niños que fue regresado a su casa, ni la cantidad de menores trasladados a otros hogares, ni a cuáles exactamente. Tampoco la cantidad de desaparecidos después de la ‘fuga’ del martes 7 de marzo. No se sabe con certeza el estado en el que se encuentran, ni si hay personas todavía en el área de varones, San Gabriel, en el Hogar Virgen de la Asunción.

Una organización civil de psicólogos expertos, organizada por la psicóloga Sonia Recinos y denominada Brigada Abrazos del Alma, ha logrado ubicar a algunos de los menores, en hogares semiprivados.

– Por lo que hemos podido observar las instalaciones que los han recibido han hecho lo que pueden. Todavía no sabemos cómo están los lugares que son completamente manejados por el Estado, por los permisos, pero los que tienen administración público-privada que hemos visto, lo están haciendo bien, añade la psicóloga Recinos, quién además visitó la semana pasada a los menores en San Gabriel.

Esta psicóloga guatemalteca, a través del programa de violencia de género y trauma del Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente (ILANUD), convocó a profesionales que atiendan psicológicamente a los jóvenes y las jóvenes que estuvieron en ese Hogar Seguro. Han ampliado la atención para bomberos, periodistas y funcionarios de la Secretaría. Las brigadas están especializadas en la intervención en crisis, tanatología y duelo.

Esta es una iniciativa que se ha logrado gracias a la donación del tiempo de los psicólogos y del dinero de personas de la sociedad civil y de organizaciones internacionales. Así como la ayuda de las voluntarias que acompañaron a los parientes de Yami en la morgue y en las diferentes instituciones a las que tuvieron que ir mientras la buscaban.

Lea: Cómo se viven 8 días de buscar a una niña en Guatemala

Al sepelio de Yami no llegaron muchos medios. Estaba la cámara de Guatevisión y tres fotógrafos más. La encargada de la ceremonia pidió que dos personas cercanas a ella liberaran unas palomas. El hermano mayor de Yami, Bryan, y una amiga suya, que aparentaba también 15 años, fueron los elegidos.

Tres capturas, dos manifestaciones y un motín después

Hasta el momento, 16 días después de la tragedia, se reportan solo tres capturas por solicitud del Ministerio Público. La de Carlos Rodas, exsecretario de Bienestar Social; Anahí Keller, subsecretaria; y Santos Torres, director del Hogar Seguro Virgen de la Asunción. El caso se encuentra bajo reserva, por solicitud del Ministerio Público, y con un amparo interpuesto por la defensa del exsecretario Rodas. Reclama que goza de antejuicio porque se encontraba ausente, con licencia de un año, del cargo de Juez Segundo de Femicidio, que desempeñaba antes de llegar a la Secretaría y por el que también cobraba un segundo sueldo al Estado.

Durante las dos semanas que el cuerpo de Yami estuvo sin identificar en la morgue, sus familiares la buscaron hasta el cansancio. “Queremos que aparezca, viva o muerta, pero queremos que aparezca”, dijo en esa búsqueda su tío Emilio.

En todo este tiempo han transcurrido tres días de duelo, decretados por el presidente Jimmy Morales ante la tragedia, varias conferencias y entrevistas en las que el presidente y sus diputados descargan la responsabilidad de su gobierno en sus odiados MP y PDH; dos protestas de indignación y repudio con participación ciudadana; y un motín en la correccional para adolescentes Etapa II, con un saldo de cuatro monitores fallecidos. En el debate nacional aparecen menos las 40 niñas y más las demandas de erradicar a los mareros o las distracciones por los intentos de los diputados por procurarse impunidad.

Hasta el miércoles 23, el INACIF no había entregado el informe científico con todos los resultados de cada una de las niñas fallecidas. Esperan tenerlo listo en los próximos días, para agilizar la investigación y dar justicia a las familias de las fallecidas y a las víctimas sobrevivientes. También para intentar encontrar a los adolescentes que todavía se encuentran desaparecidos después de fugarse el 7 de marzo.

Lea: Toda la cobertura de Nómada sobre el caso de las niñas del Hogar Seguro

En el cementero, la familia Barahona Beltrán tiene ya algunas certezas y algún descanso. Ahora les tocará lidiar con otras dificultades. Al recordar las dos semanas de búsqueda entre hospitales, morgue, Secretaría y otras instituciones del Estado, el tío Emilio Marroquín observa el lugar en donde descansan los restos de Yami:

– La tuvimos todo el tiempo bajo nuestras narices, pero no podíamos verla.

Encuentre aquí toda la cobertura de Nómada sobre las niñas del hogar seguro.

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