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A diferencia del 2018, las condiciones han cambiado para la caravana. Hay más refuerzos en las fronteras y Estados Unidos impulsó más controles para detener el avance de los migrantes en esta modalidad de viaje sin coyotes y en grupos numerosos.
En Guatemala intentaron dos rutas, una vía Petén y la otra vía Tecún Umán; los controles de seguridad en el norte hizo que mejor utilizaran la ruta usual de San Marcos. En México las cosas se complican aún más. Si bien, el presidente Andrés Manuel López Obrador prometió trabajo para al menos 4,000 personas, su secretario Marcelo Ebrard dijo que no dejarán pasar la caravana y que no darán permisos.
Otra diferencia es Donald Trump. En 2018 vio una oportunidad política y publicó mensajes que amenazaron los recortes de ayuda para Guatemala, Honduras y El Salvador, además de seducir de nuevo a su voto más duro con su política antiinmigración. Esta vez, su preocupación es el juicio político que avanza la próxima semana.
Con información de Pia Flores
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