Las mejores eran las de Bologna –en la 11 calle de la zona 1– y las de Vesuvio, que entonces tenía un pequeño local sobre la 6ª avenida de la zona 4. Las de Vesuvio, en especial, eran mis favoritas, con su masa ‘delgada’ –después aprendí que las hay más delgadas aún– y una preparación al horno de leña, a la vista del comensal.
Seguí al Vesuvio a su local de la 20 calle de la zona 10 –una mejora notable del local sombrío y pequeño del establecimiento original– y durante años iba regularmente con amigos y familia, llegando inclusive a presumirla con algún amigo extranjero que, debo resaltarlo, no salió decepcionado. El ambiente informal, con un mobiliario más rústico que sencillo, de típicos mantelitos cuadriculados y plano abierto, lo hacía además acogedor para reuniones de amigos de oficina, cuates de la promo, etc. Debo confesar además que no me aventuraba mucho dentro del menú: la primera vez que llegué al Vesuvio fue para probar el ‘buque insignia’ de la casa –la Enzo, con tomate fresco, albahaca y ajo– que alguien me había recomendado. Quedé prendado. Alguna vez habré pedido otra de sus preparaciones y sin duda probé de las que pedían amigos o familiares, pero la combinación de sabores de la Enzo –el tomate en trozos pequeños, las hojas de albahaca fresca, el ajo picado– me cautivó irremediablemente. De allí en adelante, Vesuvio era Enzo para mí.
En el extranjero mis gustos en pizza se fueron transformando, pasando a apreciar la delicadeza de las pizzas ‘a la piedra’, de masa finísima y siempre preparadas en buen horno de leña, con productos variados pero siempre de primera calidad. La migración italiana de pos-guerra del siglo pasado se encargó de llevar las recetas regionales a los distintos rincones Europa y como resultado en cualquier ciudad española, francesa, suiza, alemana y etcétera de tamaño mediano para arriba uno podía encontrar refugio culinario en la agradable familiaridad de una pizza bien hecha, especialmente si estaba bien acompañada de un buen tinto. No extrañé, en consecuencia, a la pizza del Vesuvio, y dejé de visitarla por mucho tiempo.
Hasta que hace algunos días mi joven acompañante, fanática de la comida italiana y de la pizza en especial, me pidió que fuéramos al local que tienen en la Zona 11, en Las Majadas. Más con curiosidad que con entusiasmo acepté la sugerencia y pedí –¡cómo no!– mi vieja y olvidada Enzo. Todo fue hincarle el diente para que mis papilas recordaran cuánto esa combinación de sabores les era grata: la masa bien preparada y con los bordes ligeramente chamuscados, el tomate y el ajo frescos generosamente repartidos con la cantidad exacta de queso y las hojas de albahaca fresca puestas al final del proceso. Es una pizza cuya masa cocinan al punto en que retiene una humedad que contrasta con el sabor ahumado de las orillas tostadas por el fuego, y que al no ser lo regular en las pizzas ‘delgadas’, la distingue agradablemente del resto. Fue como encontrarse con un viejo amigo al que uno tiene años de no ver, pero con quien la amistad se retoma de inmediato, intacta, donde se había quedado en el tiempo.
No pude probar mucho del menú, salvo el antipasto italiano –una ensalada de tomate, mozzarella y albahaca, otra vez– ya que mi joven acompañante es también fanática de la Enzo, pero si el establecimiento ha sabido mantener la calidad en las demás pizzas como en la Enzo, no me cabe duda que serán muy buenas. La Giovanni y la Vegetariana se ven muy tentadoras, por ejemplo. Mi acompañante pidió un helado cassata que la dejó contenta. Eso sí, el vino de la casa es a duras penas bebible. Tuve que regresar una copa de vino picado y pedir que me la sirvieran de una botella nueva, lo que hicieron inmediatamente. Pero lo que tienen como vino de la casa –me dijeron que era chileno, aunque no recuerdo la marca– sencillamente no es bueno. Y no es cierto que un vino ‘de la casa’ tenga que ser malo: hay en el mercado vinos de buena calidad a precio muy accesible, de manera que no hay que castigar al comensal que solo quiere una copa con malos caldos.
En cuanto al local, perdieron lo rústico pero mantuvieron lo informal. Es amplio, iluminado y bien ventilado, con espacios en terraza e interiores, que entiendo es la tónica que han seguido en su expansión comercial que los ha llevado además a Cayalá, Carretera a El Salvador y San Cristóbal, pero no sé si han modificado la decoración de los locales tradicionales de las zonas 10 y 4. El servicio fue rápido y agradable, y cuando surgió el problema del vino picado, resuelto sin chistar. Y el precio fue muy razonable: a 125 quetzales por cabeza incluyendo un antipasto, bebidas y un postre. En resumen, un rato muy agradable.
Pero tengo que confesar que el re-descubrimiento del Vesuvio me abre una pregunta sobre las pizzas finas a las que me fui aficionando: ¿qué tal las hacen en Guatemala? Tendré que visitar algunas de las pizzerías artesanales que me han recomendado –en 4o Norte y en el Centro, por ejemplo– para poder responderme a esa pregunta, respuesta que en su momento compartiré con Ustedes con gusto.
Jorge Mario /
Muy buena publicación sin embargo se les olvido mencionar a Giovanni Cannessa restaurante de la 12 calle entre 6a y 7a avenidas zona 1 buenos ratos se pasaron en ese restaurante y la pizza deliciosa.
Antonella /
De mi familia era el restaurante Bologna en la 11 calle de la zona 1
HOYPORHOY /
Pues de repente han de variar las calidades dependiendo de los locales. A la Vesuvio fui siempre un par de veces al local de la zona 10 frente a Próceres. Malísima la pizza y el servicio de miedo. Siempre recuerdo que pedí un poco de pimienta y me la pasaron en un frasco de mayonesa con hoyitos en la tapadera.... En su momento me indignó pero ahora me da risa. De hecho es el mejor recuerdo que tengo de esa Pizzería. Probaré alguna de las recomendadas.
La forquetta es lo super máximo
alejandro rivera /
Ya hacia falta en este blog un platillo sin la presencia de cadaveres cocinados y sin olor a muerte. Espero les guste a todos los depredadores carnivoros y se den cuenta que se puede comer bien sin necesidad de asesinar a seres indefensos a la crueldad del animal humano, el mas depredador del planeta. Espero se publiquen mas de estos platillos.
alfonso villacorta /
en gustos se rompen generos dice el dicho y bologna para mi fue una pizza mala, pero el localito se llenaba. fueron tiempos de il focolare, giovanni cannesa, il giardino o sorrento; en algunas eran los mismos duenos los que cocinaban y no se puede generalizar ni se me ocurriria pensar en cual pudo ser la mejor.
pasa con los frijoles colados o volteados, no hay dos casas donde saben igual, pero nunca he dejado un plato servido, me lo termino hasta raspar el fondo del plato con pan, con o sin queso de capas o duro y salado de zacapa
Maria Andrea Garcia /
Holaa los invito también a probar la pizza artesanal de "La Forquetta"
ALVARO /
Incluir en la lista, la pizzas de Cafe Despierto en zona 14... interesantes combinaciones de sabores, y excelente calidad.
Dino Regina /
Me permito sugerirle Piu'Trentanove ristorante Italiano en Avenida Las Americas 19-30 zona 10,el chef y los socios somos Italianos y hacemos la pizza Napoletana siguiendo a la letra la receta tradicional.
Los invito a probarla para que juzguen personalmente nuestra calidad,estoy seguro que saldran satisfechos!
Marco Asturias /
Siempre he querido visitar la Pizza Vesuvio y con este artículo con más razón trataré de ir, solo tengo un pequeño comentario y es que la Pizzeria Bologna quedaba en la 10a. calle si mal no recuerdo.
anto /
si alli quedaba en la 10a. calle