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De la crisis sanitaria a la educativa: estudiar con la televisión o aprender matemáticas con piedras

El martes 31 de marzo empieza la transmisión del programa de televisión ‘Aprendo en Casa’, la estrategia del Ministerio de Educación para atender la crisis educativa que provocó la pandemia por el coronavirus.

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Dentro de la escuela, los niños juegan con los voluntarios. Fuera, frente al albergue una veladora rememora la tragedia.

Foto: Carlo Sebastián

Debido a la crisis sanitaria por el coronavirus, Unicef —el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia— estima que, en el mundo, 154 millones de niños, niñas y adolescentes se encuentran temporalmente fuera de las escuelas. En Guatemala son alrededor de 4.1 millones de estudiantes.

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Bernt Aasen, director regional de Unicef, llamó a la situación una “crisis educativa sin precedentes en la historia reciente de América Latina y el Caribe”.

— Nunca tantas escuelas han estado cerradas al mismo tiempo. La expansión del coronavirus COVID-19 estará dejando a la gran mayoría de los niños y niñas fuera de los colegios en las próximas semanas (...). Es vital que no dejen de aprender desde casa, señaló a través de un comunicado de prensa.

En Guatemala, el gobierno de Alejandro Giammattei responderá a la crisis educativa a través del programa de televisión ‘Aprende en Casa’, que se transmitirá todos los días a las 9 de la mañana a través del Canal 13.

— La metodología es que los maestros desarrollan las clases y dejan asignadas una serie de actividades educativas que los niños pueden seguir en casa con los recursos que tengan, anunció en una conferencia de prensa Claudia Ruiz Casasola, ministra de Educación.

Estudiar con la televisión o con piedras

En la presentación de Aprendo en Casa, la ministra de Educación Claudia Ruiz Casasola reconoció que el programa no llegará a todos los estudiantes. Para suplir la falta de cobertura la institución planea hacer alianzas con empresas de cable y radios comunitarias.

Uno de los lugares a los que no llegará es al caserío La Comunidad, municipio de Santa Cruz, Quiché.

Sebastiana Par, autoridad indígena de Santa Cruz, municipio de Quiché, explica que en el área rural de ese departamento los niños, niñas y sus familias no tienen acceso al programa televisado del Ministerio de Educación porque muchos no cuentan con televisión, ni con los Q70 que cuesta tener la señal para acceder a la transmisión del canal 13.

— Estamos tristes porque los niños no van a la escuela y no están desarrollando sus habilidades para que en el futuro sean mejores y salgamos todos de la pobreza. Muchas madres nos están comentando que están tristes porque los niños no se pueden desarrollar, dijo a Nómada.

 

En el 2009, 7 de cada diez niños y niñas en edad para estudiar preprimaria estaban matriculados. El 2016 esa cifra bajó a 6.

En el 2009, 7 de cada diez niños y niñas en edad para estudiar preprimaria estaban matriculados. El 2016 esa cifra bajó a 6.

Par vive en el caserío La Comunidad, de Santa Cruz Quiché, a 150 kilómetros de la Ciudad de Guatemala. Luego de las medidas de distanciamiento social y toque de queda para evitar la propagación del coronavirus, el molino —donde procesan el maíz— se ha convertido en el único punto en el que coinciden decenas de mujeres.

Allí han tratado de difundir material didáctico para que las madres los lleven a sus hijos y sigan aprendiendo, pero no tiene los recursos económicos para seguir imprimiendo las guías educativas.

— Hemos desarrollado técnicas de cómo podemos trabajar desde los recursos comunitarios. Los niños y niñas están aprendiendo matemáticas a través de las piedras y los surcos de las siembras. Queremos hacer visitas domiciliarias pero no tenemos los fondos para hacerlo y podemos terminar arriesgando nuestras vidas, explicó.

Para poder apoyar a la comunidad, Par explica que los líderes locales necesitan tinta, hojas, temperas, lápices, crayones y materiales didácticos para dejarlos en los molinos, y así cuando las madres lleguen a moler el maiz, puedan tomarlos y llevarlos a sus casas.

— Si así estamos y vivimos a diez minutos en bus del casco urbano, ¿cómo estarán las comunidades que viven a una hora?, se preguntó Par.

Las cifras de desigualdad

La desigualdad se ve reflejada en el acceso a la educación. El informe situacional de derechos humanos de la Procuraduría de Derechos Humanos (PDH) señala que los niños, niñas y jóvenes indígenas estudian un promedio de 6.5 años, mientras que los no indígenas el promedio se eleva a los 8 años.

El departamento en el que se registró un promedio más alto de años de estudio fue Guatemala, con 8.6 años, y en el que menos se reportó es Huehuetenango, con 6.3 años. Del total de alumnos y alumnas matriculadas en el ciclo básico, únicamente el 25.5% son indígenas, señala el informe de la PDH.

La crisis en educación ha ido en aumento en Guatemala. Un informe del Ministerio de Educación revela que la tasa bruta de cobertura —el porcentaje de estudiantes que asiste a un determinado nivel educativo sin importar su edad— ha descendido en los últimos años.

En el 2009, el 72% de los niños y niñas en edad para estudiar preprimaria estaban matriculados; para el 2016 esa cifra bajó a 62%. En el caso de la educación primaria, en el 2009 los datos llegaban a 118% de matriculación, para el 2016 la cifra bajó a 92%.

Datos del Ministerio de Educación señalan que para el año 2017 únicamente 4 de cada 10 estudiantes entre los 13 y 15 años estaba estudiando, lo que equivale al 43.5% del total de adolescentes en ese rango.

Para el ciclo diversificado, solo 2 de cada 10 jóvenes de 16 a 18 años tienen acceso a educación. Los departamentos con alta población indígena y rural son los más rezagados: en Totonicapán 1 de cada diez jóvenes indígenas estudia en este ciclo.

El informe de la PDH señala que para los ciclos básico y diversificado, una limitación importante para el acceso a la educación es la escasa oferta educativa estatal en contraste con la oferta privada.

Para 2014, solo el 35.8% de los alumnos y alumnas inscritos en el ciclo básico fue atendido en el sector público, mientras que el 53.8% corresponde al sector privado.

Con esas cifras, el programa ‘Aprende en Casa’ está dirigido a estudiantes de preprimaria, primaria. Maestros y maestras realizarán cápsulas educativas que serán transmitidas todos los días. Para básico y diversificado, los estudiantes deberán descargar guías de trabajo en el sitio del Mineduc. Eso asumiendo que todos los estudiantes tienen acceso a internet y cuentan con una computadora.

 

A quién llegará el programa

El gobierno le apuesta a las telecomunicaciones y a la tecnología para continuar con la educación. El Ministerio de Educación ha difundido páginas de internet y aplicaciones para que las familias tengan recursos educativos para enseñarle a sus hijos e hijas. Entre ellas se encuentran Doulingo, mundoprimaria.com, mamutmatematicas.com, primeraescuela.com.

¿Cuál es el impacto en un país en vías de desarrollo y desigual como Guatemala?

El Censo de Población del año 2018 arrojó que en Guatemala el 68% de la población no tiene acceso a Internet y el 78% no cuenta con computadora.

Por otro lado, solo el 16% de los estudiantes del sector público tienen acceso a internet, lo que limita su acceso a la formación en línea durante la crisis por coronavirus.

Lenina García, educadora y ex Secretaria General de la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU), señala que el coronavirus sacó a la luz la crisis educativa y la necesidad de reformar el sistema para que el Estado garantice el acceso a la educación de todas las personas.

— Creo que el impacto (del plan del gobierno) va a ser mínimo porque el acceso a una televisión y a una computadora en Guatemala es un privilegio. Son pocas las familiares las que tienen acceso a internet y si nos vamos a los números Guatemala, más del 60% de población vive en pobreza y a penas puede sobrevivir y mantener a sus familias.

 

Lenina García. Foto: Carlos Sebastián

Lenina García analiza el impacto de los planes del gobierno en el sector educativo. Foto: Carlos Sebastián.

De acuerdo con García, la educación extraescolar y educación popular son modelos más acordes a la situación del país ya que prioriza la transformación de las desigualdades sociales y económicas.

— Es necesario crear otras alternativas de educación que rompan el molde de la educación escolarizada. En un país con altos índices de pobreza y desempleo la educación extraescolar es una forma de aprendizaje más accesible y más práctica y que se ha comprobado que sí funciona. Aquí es dónde entran los programas de alfabetización, los programas de educación a distancia, la primaria acelerada y otros modelos que siento yo no se han potencializado y en este tipo de crisis serían muy útiles, explicó.

Nómada buscó una entrevista en el Ministerio de Educación pero su vocero Alexander Gutiérrez y la encargada de comunicación Julieta Méndez dejaron de responder las llamadas y mensajes con solicitudes de información.

Los niños que van a la escuela para comer

Otro de los efectos de la suspensión de clases como una medida para detener la propagación del Covid-19, es el cese de acceso a otros servicios básicos para los estudiantes más vulnerables, como la alimentación escolar.

Para suplir esa necesidad, el Ministerio de Educación comprará alimentos que están siendo entregados a las Organizaciones de Padres de Familia (OPF). Estos serán alimentos no perecederos y no estarán preparados, informó la institución a través del Acuerdo 825-2020.

Los centros educativos con organizaciones familiares recibirán los alimentos a través de las direcciones departamentales del Ministerio.

 

El Mineduc entrega bolsas de alimentos para los niños y niña que están estudiando desde sus hogares.

El Mineduc entrega bolsas de alimentos para los niños y niña que están estudiando desde sus hogares. Foto: Mineduc.

De acuerdo con el Sistema de Contabilidad Integrada (Sicoin), para el programa de Apoyo al Consumo Adecuado de Alimentos del Ministerio de Educación, hay destinados Q1 mil 879 millones. Según estadísticas de la institución, el año pasado se beneficiaron 2.4 millones de estudiantes de ese programa de alimentación.

Lenina García considera positivo que sigan los programas de alimentación escolar, aunque las clases presenciales están suspendidas.

— Hay experiencias en las que se ha podido constatar que hay muchos niños que llegan a la escuela principalmente por la alimentación, concluyó.

Por ejemplo, la Dirección Departamental de Educación de San Marcos está licitando la compra de 35 mil paquetes de galletas de granola para estudiantes de escuelas públicas en esa zona.

Mientras tanto, en otras compras realizadas en los últimos días, el 19 de marzo el Despacho Superior del Ministerio de Educación compró 8 mil 500 garrafones de agua para consumo del personal que trabaja en la planta central de esa institución.

Por otro lado, Sebastiana Par dijo que el programa de alimentos del Ministerio de Educación sí está funcionando en la región. Las Organizaciones de Padres de Familia están entregando a las familias Q60 por cada estudiante matriculado. Sin embargo, no es suficiente porque los productos de la canasta básica subieron de precio.

Necesitan recursos

Otro tipo de programas educativos impulsados por organizaciones privadas necesitan ayuda para continuar su labor. Uno de ellos es Fe y Alegría, que atiende a 16 mil niños, niñas y jóvenes en distintos puntos del país.

En un comunicado de prensa la entidad hizo cuatro propuestas de enseñanza adaptadas a la crisis por la pandemia Covid-19, en el que se contemplan cinco escenarios: los estudiantes que cuentan con internet, los que tienen Whatsapp, los que solo tienen teléfono, los que tienen radio o televisión y quienes cuentan con servicio de luz y viven en comunidades lejanas.

Para el último caso plantean el uso de vehículos con altoparlantes y aprovechar la entrega de alimentación para enviar dentro de las bolsas de comida una guía de autoaprendizaje con los materiales necesarios para que la realicen. Para poner en marcha esta idea la organización de fondos y donaciones y puso a disposición este número de cuenta: Fundación Educativa Fe y Alegría, Banco G&T No. 0660017438-3.

La crisis de coronavirus sacó a la luz desigualdades estructurales que van desde el acceso a agua para lavarse las manos, acceso a servicios de salud, transporte público y en este caso, la brecha en cobertura educativa y derecho a la educación.

[Seguí aquí toda nuestra cobertura sobre la emergencia sanitaria por el coronavirus (Covid-19). Una explicación de lo que ocurre hecha por nuestro equipo de periodistas]


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Samantha /

    22/09/2020 10:04 PM

    Bueno noches me yamo samantha Peralta Recinos

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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