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“En vez de condenar al otro por racista, deberíamos convencerlo”

Uno podría decir que Giorgio Jackson, el exdirigente estudiantil chileno y diputado de 29 años, nació para ser político. Pero sería injusto porque no se nace para la política. Para ser político hace falta recorrer su camino: Jornadas y jornadas de escuchar, de leer, de discutir, de activar, de digerir. El chileno, ingeniero civil industrial, tiene lo que hace falta en la política continental, o global, tiene empatía.

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Giorgio Jackson está en el país por invitación de JusticiaYa.

Foto: Carlos Sebastián

Jackson llegó a Guatemala invitado por #JusticiaYa, la plataforma que fue fundamental para activar a la ciudadanía urbana en 2015 para las manifestaciones que botaron al gobierno de Otto Pérez y Roxana Baldetti y detuvieron al candidato Manuel Baldizón, y expondrá hoy a las 6 de la tarde en el INCEP, en la 8 calle de la zona 9.

– Te graduaste de un colegio alemán, fuiste a una universidad privada (católica), estudiaste ingeniería civil. ¿En qué momento te nació la conciencia?
– No sé si hay un momento en el que pasas de ser un sujeto pasivo a uno activo en materia social y política. Tuve la suerte de haberme reunido con personas más activadas, a las que ya les había nacido la conciencia, desde la secundaria hasta la universidad, en donde participé mucho en espacios de trabajo voluntario de tránsito de vivienda temporal a permanente, en Techo.
Eso tenía un origen en el cual estudiantes de los sectores más acomodado generaban un espacio de reflexión social y contribución. Fue insuficiente ante las evidentes contradicciones. Ahí nos nació la conciencia; nos politizamos, pues era un parche ante una hemorragia.

Luego empecé como voluntario en una organización estudiantil en la universidad, trabajando, aprendiendo, participando en asambleas y después asumí responsabilidades en la federación.

La conciencia no se deja de activar.

– Desde entonces has convencido a más gente de que se active. Con un sistema evidentemente fracasado o represor, es más fácil convencer. Pero en un país que es “modelo chileno”, ¿cómo convencés a la gente de que aunque las cosas parezcan estar bien, no están bien?
– Fue de las cosas más difíciles en Chile, encontrar una grieta en un modelo que hacia fuera se mostraba infalible, como el jaguar de Latinoamérica. Creo que al ver los espacios, los abismos, entre quienes éramos privilegiados y quienes estaban excluídos del sistema, pudimos, con mucho estudio, mucha asamblea, mucha digestión de una crítica social, enarbolar un discurso tanto para quienes son excluídos como para quienes son privilegiados. Despertamos la sensación de culpa en el privilegiado y de justicia y rabia en el excluído y se alinearon en una idea de justicia social más o menos común.

– ¿Cuál es la clave para no romper el puente entre privilegiados y excluídos?
– La clave es organización que permita tomar decisiones democráticas, que las decisiones no la tomen los que tienen privilegios, sino que con mucha humildad se desarrollen espacios de trabajo que permitan romper los prejuicios iniciales, como les pasó acá en Guatemala y en México con los de 132, para ver al otro como uno mismo. Mucho tiempo nos tuvieron separados para no crear esa sinergia para una transformación social.

– Una vez construido el puente y encontrada la grieta, ¿qué no deberían olvidar los jóvenes que quieren hacer política?
– Tenemos que recordar que Chile fue un modelo que empezó a hacer política pública, a hacer carne la teoría política neoliberal de la escuela de Chicago, de la tríada de Reagan, Tatcher y Pinochet. En Chile con una dictadura y por eso vemos los abusos en un sistema muy frágil en términos de profundidad. Superficialmente se ve muy bien, hay mucho consumo, la gente en sus casas tienen plasmas, internet, pero viven con deudas. Viven para trabajar y no viceversa. Y creo que ese no es un mundo en el que haya felicidad.

Nos dimos cuenta de que en la educación estaba lo carente del sistema. En el que cada quién tenía que pagarse su educación y mientras más puedes pagar, tienes mejores oportunidades. Si no puedes pagar, te dan un crédito en el que puedes estar 25 años endeudado. El mercado de universidades florece como si fueras al supermercado. La educación es malísima y los estudiantes que no tenían padres que hubieran ido a la universidad, caían en la trampa del marketing.

Los estudiantes lo que hicimos fue dotar de organización a una conversación en los hogares chilenos. Hay más endeudados por universidades que egresados de universidades, los chilenos lo sienten en el mes a mes al pagar préstamos por títulos que no les sirven.

Explotó durante un gobierno de derecha que quería perfeccionar el modelo y fue un momento para que los que nos oponíamos a la privatización nos pusiéramos de acuerdo.

– Es más difícil cuestionar a una persona como Michelle Bachelet (su papá fue militar de Allende, exiliada, expresidenta decente) que a Sebastián Piñera (un presidente neoliberal). ¿Cómo dieron ese paso para criticar a esos gobiernos que partieron de la lucha contra la dictadura?
– Para ellos fue difícil, para nosotros no. No sentimos que el agradecimiento y la reinvidicación de su lucha contra la dictadura fuera un cheque en blanco. Somos lo suficientemente críticos para reconocer su lucha pero no los últimos 25 años en los que se apropiaron de un modelo ajeno y hacen ver como radical una lucha que para ellos, hace 25 años, era de sentido común. Muchos despertaron de la siesta de pensar que habían luchado contra la dictadura para un sistema que pone todas sus energías en facilitar la inversión extranjera para que se lleve los recursos del país. El fin del crecimiento económico no justifica los medios. Eso estuvo en las reflexiones posteriores al movimiento estudiantil.

– ¿Cómo ves lo que ha pasado en Guatemala? Acá empezamos de justicia contra la impunidad a justicia fiscal y después hacia una justicia social.
– El movimiento estudiantil chileno cuestionaba la base del modelo neoliberal, que era la igualdad de oportunidades. Y la educación sintetiza la igualdad de oportunidades. Sin educación se te cae toda la teoría. Que se mostraran las contradicciones del sistema educativo nos permitió mostrar que había un sistema injusto y nos permitió salir de la caja del neoliberalismo. Y eso nos permitió transitar hacia discutir qué es justicia.

Acá veo una lucha que inicialmente es más política, no sobre la esencia de la meritocracia, sino la distribución del poder en democracia, como en México. En Chile hemos mutado hacia allá. Ustedes lo toman como una bandera de lucha inicial y ahora dan la vuelta al otro lado. ¿Es suficiente la transparencia para la justicia social? Es interesante y por eso mi interés por venir.

– No hay una nueva izquierda que se haya ejercitado en política. ¿Cómo respondés a las acusaciones de que sos un comunista o un capitalista porque estás en una posición moderada?
– Primero, leer más. Partí de ingeniería, que te da herramientas funcionales para un modelo, que herramientas para pensar fuera de la caja. No hay que inventar la rueda sino repensar las distintas ruedas. La conclusión a la que hemos llegado desde (el partido) Revolución Democrática y otras fuerzas es que es insuficiente el eje izquierda-derecha; no es que no sea necesario, nosotros nos paramos desde la izquierda. Pero si uno es crítico con las injusticias sociales, uno tiene que ser crítico de las prácticas de la izquierda en el siglo XX.

La izquierda del siglo XX fue machista, homofóbica, exterminó a los pueblos indígenas, no respetó al medio ambiente, casi igual de depredadora que el capitalismo. ¿Cómo lo repensamos? Es un eje más de que de izquierda, es multidimensional. Y hay que densificar la discusión para que no se vuelva una discusión binaria de izquierda/derecha que te haga cargar con los muertos y las responsabilidades de las decisiones que otros han tomado al enarbolar la bandera de izquierda.

Es una necesidad porque si no, no vamos a construir una opción contraria al establishment que no sea cuestionada por lo que hicieron otros; si no, no vamos a poder tener soberanía generacional sobre cuestiones que tengan que ver con la igualdad.

Te van a decir que sos como la Unión Soviética o Venezuela y no, no son nuestro referente. Hay que ver qué cosas se hicieron en Venezuela que son rescatables y que cosas nunca vamos a seguir.

 

Camila Vallejo y Giorgio Jackson, en una imagen de 2011 cuando eran vicepresidenta y presidente de la Confederación de Estudiantes. Foto: The Clinic

Camila Vallejo y Giorgio Jackson, en una imagen de 2011 cuando eran vicepresidenta y presidente de la Confederación de Estudiantes. Foto: The Clinic

 

– En eso de la crítica a la izquierda machista, ¿cómo te sentiste en el liderazgo estudiantil estando a la sombra de una mujer líder estudiantil como Camila Vallejo (su vicepresidenta)?
– Creo que nunca me sentí con ningún complejo. Camila es una tremenda líder política y fue una tremenda líder estudiantil. Fuimos capaces de complementar ciertos roles. Si ella lograba que el movimiento estudiantil tuviera mejor repercusión mediática y política, era bueno para el movimiento y nos poníamos detrás.

– ¿Por qué los hombres deberíamos ser feministas?
– Porque el feminismo se trata de sobre igualdad y no el antónimo del machismo, no es el dominio de la mujer sobre el hombre. Creo que todos guardamos un poco de machismo, hombres y mujeres en Latinoamérica. En los micromachismos y problemas estructurales hay una dominación de género. Los hombres tenemos que acompañar el proceso, porque las protagonistas tienen que ser las mujeres, los hombres tenemos que acompañar con humildad, con autocrítica y con valentía.

– Como político, tenés que convencer a los ciudadanos de votar por vos. ¿Qué le dirías a los demás políticos ante resultados electorales como los de Donald Trump?
– A mí y a nuestro equipo no nos gusta entender nuestra función en torno a las elecciones, sino nos gusta hacer activismo. Somos activistas todos los días, desde un espacio institucional. Tenemos 8 personas para dedicarnos tiempo completo al activismo y vemos la política como un medio para conseguir un fin y no como un fin o un medio para enriquecerse.

Ahora, sobre Trump y el fenómeno, que conozco desde los medios que he leído, me parece que la izquierda tiene que dejar de ser tan moralista y castigadora de sensaciones que están viviendo nuestros compatriotas. En vez de culpar al racista o al xenófobo por lo que siente, hay que persuadirlos.

Se apuntó el dedo a los tenían una sensación, independientemente de lo mal que estuviera. Se generó un “no puede ser que existan” y la población que se sentía así, con sentimientos contra los extranjeros (o las mujeres o los liberales) dijo en las urnas: no me digan cómo me tengo que sentir. La estrategia va a seguir fallando si intentamos culpar con el dedo a los que sienten distinto.

No se trata de los hechos y desmentir. El fenómeno del populismo del estilo Trump es que interpela las emociones. Nuestra tarea es interpelar a las emociones para dejar una enseñanza, una moraleja, cuando no se les hace sentir culpables sino que puedan ser parte de la solución. En Chile, los populistas xenófobos ofrecen sacar a los migrantes; nosotros en vez de sólo llamar xenófobos a los que alimentan esos sentimientos, proponemos universalizar los derechos, para todos.

Martín Rodríguez Pellecer
/

(Guatemala, 1982.) Es el fundador de Nómada. Fue director y CEO entre 2014 y 2019. Es guatemalteco, perseverante y alegre. En 2020, cedió parte de sus acciones a trabajadores, periodistas de prestigio y vendió el resto a uno de sus maestros, Gonzalo Marroquín. Fue periodista 20 años y ahora se dedica a hacer consultorías para personas, instituciones y empresas. Es políglota y escritor. @revolufashion


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Ricardo Méndez /

    24/12/2016 5:41 PM

    Que opinión les merece el articulo sobre Zamora:
    José Rubén El Puyo Zamora
    No tengo nada contra los homosexuales; absolutamente nada. Siempre y cuando no traten de meterse conmigo. Y últimamente José Rubén el Puyo Zamora, uno de los más conspícuos homosexuales del país, ha hecho sumamente notoria una fijación que tiene hacia mi persona. Es obvio que el Puyo Zamora está obsesionado conmigo. Insiste en llamarme Ricón, un adjetivo que me sonaría halagador viniendo de una mujer, pero viniendo de El Puyo Zamora, prefiero decirle gracias… pero no gracias.
    En lo referente a mi caso, se observa un marcado cambio en las preferencias de el Puyo, ya que soy un gato viejo, mientras que es bien sabido que el Puyo Zamora prefiere tiernos ratones de 16 o 17 años; como los que estuvieron involucrados en el incidente que el Puyo Zamora quiso hacer ver como un secuestro hace algunos años, y que no fue más que el resultado de una bacanal de sexo y drogas, que lo llevó a parar a Chimaltenango en pelota, inconsciente, e infectado con una enfermedad venérea. Él tiene la libertad de atorarse con las sustancias que prefiera -se sabe que la cocaína y el alcohol son las favoritas de el Puyo-, y también de convertir en candelero su cuerpo, pero hacerlo con jovencitos menores de edad no solo es asqueroso, pero además es delito.
    Interesante personaje el Puyo Zamora, que también es un conocido chantajista disfrazado de persona de prensa. Hace dinero con base en la extorsión, utilizando como herramienta el diario elPeriódico. Yo mismo he escuchado el testimonio de varias de sus víctimas, y de quienes por negarse a serlo, han sido hostigadas en su diario los domingos. Su ingenioso sistema para lavar el dinero que obtiene de las extorsiones, utilizando para ello terrenos de Ocret, será por su importancia, motivo de una futura columna. Estoy seguro que Vargas Llosa se inspiró en el Puyo Zamora para crear al despreciable personaje Rolando Garro, de su novela Cinco Esquinas.
    Como talentoso besador de traseros, José Rubén el Puyo Zamora ha puesto sus labios en el del embajador, en el del colombiano Iván Velásquez, en el de los vividores de los derechos humanos -de quienes recibe dinero- y muchos más; y ahora que soplan fuertes vientos de cambio, comienza a posarlos, de nuevo, en los de quienes él llama “notables empresarios”, a los que ha sableado con el chantaje desde su diario; ojalá que estos recuerden el daño que el Puyo Zamora les ha hecho.
    Curiosamente, la pasión a la atención que el Puyo ha puesto en mi persona se ha incrementado de la mano del crecimiento que ha tenido Siglo.21 en los últimos meses, a pesar de los ataques de otros medios de comunicación, algunos de los cuales financian a el Puyo. También debo tratar en otra ocasión, el porqué del odio visceral de José Rubén el Puyo Zamora contra los militares. Y es que el general Horacio Maldonado Schaad fue un gran amigo y confidente de mi padre, quien me contó interesantes historias de alcoba relacionadas con una pariente cercana de el Puyo, que le confió el general Maldonado, que serán descritas en este espacio, en otra oportunidad. En caso de que José Rubén el Puyo Zamora necesite una satisfacción de mi parte por lo que afirmo en esta columna, él sabe en dónde encontrarme, aunque siendo un individuo que no tiene en su cuerpo un solo gene de don Clemente Marroquín Rojas -al contrario de lo que él presume-, dudo mucho que me busque.
    P.S. Me refiero a una satisfacción en el campo del honor, por supuesto, y no de otra naturaleza. Aclaro lo anterior para eliminar de tajo cualquier ilusión que José Rubén el Puyo Zamora pueda albergar en alguna parte de su ser, con respecto a mi persona.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    maria /

    14/12/2016 8:20 AM

    Gracias Nomada

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Pavel Filónov /

    09/12/2016 6:36 AM

    Bostezo. Los sueños húmedos de Rodríguez Pellecer proyectados en sus constantes notas: Ser el príncipe-progre azul en caballo blanco que con solo alzar los brazos, es capaz de agitar a las masas y dominar a los de su misma clase que tanto daño le han hecho al país.
    Lamentablemente, la realidad apunta a que el no tiene ni el talento, ni la preparación, ni el carisma y mucho menos los recursos ovíparos para convertirse en lo que sueña. De modo, Martín, que no hay de otra que a seguir suspirando desde el triste cúbiculo de "periodista". Ya llegará el redentor de las masas, que seguramente surgirá lejos de las asépticas burbujas burguesas en las que vos y los tuyos se mueven tan cómodamente.

    ¡Ay no!

    6

    ¡Nítido!

      P. Choy /

      09/12/2016 11:49 AM

      Simple nada de progresistas, son regresistas.

      Quien les ha dado el permiso de pensar que es lo que cada uno debe hacer, y lo que las masas deben hacer, hay una cosa que es común en los nuevos regres y es que al igual que los totalitarismos socialistas, siempre quieren ordenar imponer y dictar a la fuerza lo que ellos quieren, socialismo para los demás pero menos para ellos la élite pensante.

      Pedante hipocresía y movimiento Snof

      ¡Ay no!

      2

      ¡Nítido!

    P. Choy /

    08/12/2016 10:06 PM

    Progresistas o regresistas?
    Adopción o aborto?
    Libertad de expresión y pensamiento, o ideas dirigidas y pensamiento dirigido?
    Libertad o control total?
    Libertad o influir, convencer, presionar?
    Izquierda progresista o derecha retrógrada que no tiene derecho a opinar nada por xenófoba, ultra derecha, liberal y todo lo demás malo?

    Progresismo o regresión dictatorial?

    ¡Ay no!

    4

    ¡Nítido!

    Jose Cahueque /

    08/12/2016 4:00 PM

    Me parece un buen articulo y buenas las respuestas de este Chileno, que ha sabido interpretar los sentimientos de lo que desea realmente la gente, independientemente de cerrarse en una ideología. Son los principios y valores que nos traslada, para que no sigamos tratando de hablar por los indigenas o las ONGs que se alimentan del gobierno, pero que como son de ideas socialistas se les acepta, incluso su corrupción o sus errores.
    Me gustaría, que se haga una investigación sobre los grandes evasores que no han sido tocados, como la familia Leal, que producen azúcar, producen carne, tienen caballos de pura sangre, inmobiliarias como el complejo Cayala y ahora de los mas grandes productores en generación eléctrica y en transmisión, producen con Carbon, y sus plantas las reportan como renovables y de esa forma evaden los impuestos. Alrededor de l,200 millones de quetzales, por año.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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