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El falso positivismo desde Facebook

Si todo el tiempo somos positivos y nunca criticamos nada, en muchos círculos nos considerarán mucho más aceptables. ¿Pero qué pasaría si intentamos salir de la burbuja?

Cotidianidad Opinión P258
Esta es una opinión

Foto por: JC Lorenti

Partamos del estudio que hizo Facebook con sus usuarios, algunos como nosotros. La investigación consistía en seleccionar noticias que aparecían en las páginas principales de dos grupos de usuarios con el objetivo de observar si existiría algún tipo de “contagio emocional” entre quienes las leyeran y comentaran.

Se resaltaban en un grupo “A” noticias positivas mientras que en el “B”, sólo las negativas. Sorprendentemente, se llegó a la conclusión de que una gran parte de lo que leemos en redes sociales, ya sean noticias con connotaciones positivas o negativas, dictaminan nuestro estado de ánimo. El estudio concluyó también que “una menor exposición a posts de contenido positivo provoca una menor transmisión y comunicación de informaciones de esta índole, y viceversa.”

Las redes sociales, demostró, tienen la capacidadde alegrarnos el día o de hacer que estemos enojados. No es lo mismo ver en la mañana noticias de asesinatos o estados de personas que no comparten nuestra misma forma de pensar que ver noticias de logros, frases motivantes o fotos que transmitan alegría; por más irrelevantes que sean las noticias y lo que se comparte en redes sociales: afecta. Pero depende de nosotros qué es lo que queremos leer y ver en nuestras cuentas; conozco a varias personas (incluyéndome) que decidieron dejar de seguir páginas que solo compartían noticias sin fondo, chismes de famosos.

Tras la polémica que causó y las críticas sobre lo ético de este estudio, Facebook se acogió de la letra pequeña del contrato de Términos y Condiciones que nadie leemos. Dice que puede hacer experimentos.

Quizás deberíamos usar las redes sociales de otra manera. Sólo somos 3.1 millones de guatemaltecos quienes tenemos Facebook (creciendo, pero todavía sólo un tercio entre adolescentes y adultos) y son una herramienta con tanto potencial de información y conocimiento, como de información basura y mensajes superficiales.

Deberíamos trabajar para que el positivismo no se limite a mensajes motivacionales en las redes, tan alejados de la realidad. Para quien no tiene dónde vivir dignamente, ni comida los tres tiempos o es una niña de 10 años a quien su papá decidió sacar de la escuela porque no es productiva, ¿lo que le hace falta es buena actitud?

Si decidimos ser quienes comparten mensajes positivos por medio de nuestras cuentas y que tenemos esperanza en cuanto a nuestra sociedad, el problema no es que seamos positivos, el problema es que no es suficiente, es es que estamos fomentando por medio de comentarios “bonitos” y “positivos” a una población cuya mayoría no tiene acceso a nada.

¿Cuánto de esta actitud se traduce en acciones que producen cambios?

Utilizando otro caso que ha estado causando controversia: un discurso con palabras bonitas y sofisticadas proponiendo terminar con el populismo por medio de la tecnología suena bien, muchos lo compartieron con comentarios “positivos” de que “gente así necesita Guatemala”. Parecería como si se les olvidó que vivimos en un país en donde el 57% de guatemaltecos nunca ha tenido acceso a navegar por internet. ¿Cómo estamos alentando a terminar con tanta corrupción y dar educación por medio de tecnología? Es algo cruel.

Si Facebook deliberadamente puede manipular nuestro estado de ánimo con un algoritmo es porque tal vez somos demasiado predecibles.

No está mal compartir positivismo, pero sí es insuficiente. Interesándonos más por información sustentada y menos equivalente a la “comida basura”, haciendo que tenga más relación el activismo online con el activismo off-line, podemos cambiar más el mundo.

Para esto tendremos que dejar de ser guatemaltecos superficiales, de impresionarnos por discursos adornados por palabras exuberantes y de conformarnos sólo con lo que los medios de comunicación tradicionales nos enseñan. Interesémonos en saber más y tener los pies sobre la tierra. Seamos más conscientes de la realidad en la que vivimos para que Guatemala deje de ser un país divido entre nuestra burbuja y esa realidad que duele y que está afuera de las paredes de nuestras casas.

Así, tal vez, vamos a poder dejar de dar tanto discurso positivo y falso y empezar a considerar hacer más por quienes más lo necesitan, para ser una sociedad en donde los derechos fundamentales a educación, vivienda y salud no vengan determinado por el lugar en Guatemala en el que nacemos. Solamente así dependerá más de la actitud positiva que de cuestiones estructurales la realidad de la mayor parte de nuestra sociedad.

Valeria Rohrmoser
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Estudiante trilingüe de psicología de medio tiempo, a veces maestra de inglés y escritora de tiempo completo. Me gusta cuestionar, proponer, rebuscar y analizar todo lo que se pueda modificar. Sí sueño y sé que existe un lugar en el tiempo en el que Guatemala va a ser mejor. Escribo porque es mi manera más cercana de ser libre; de pensamiento, y de corazón.


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