El escritor y filósofo Jean-Paul Sartre aboga por proponer la corriente del existencialismo apoyado en la idea de que “el hombre no nace, se hace”. En la conferencia “El existencialismo es un humanismo”, explica que “el hombre no es nada más que su proyecto, no existe más que su proyecto, no existe más que en la medida que se realiza; por lo tanto, no es otra cosa que el conjunto de sus actos, nada más que su vida”.
Estas ideas de Sartre implican que no hay un Dios que nos haya dado una misión para nuestra vida antes de nacer (que es uno de los principios de la religión), sino que nacemos siendo nada y que vamos creando nuestra propia esencia a lo largo de nuestra vida por medio de nuestras acciones y el uso de nuestra libertad. Y de ahí surge otra de sus ideas principales sobre el existencialismo: “la existencia precede la esencia.”
Sin embargo, las circunstancias y las creencias de las personas siempre varían: No por ser ateo o por creer en un Dios, se piensa que las personas nacen ya con una vida trazada. Siempre hay excepciones.
Y esta corriente, por más filosófica que sea, nos enseña que la podemos poner en práctica. Tampoco se trata de intentar imponer verdades absolutas y decir que una manera de vivir o de pensar es mejor que otra. Simplemente se busca que nosotros, como seres humanos, podamos vivir mejor y alcanzar una plenitud a la largo de nuestras vidas, a través de nuestras decisiones, de nuestra responsabilidad que estas conllevan y de nuestra libertad.
A esta corriente contemporánea se le puede agregar incluso un concepto fundamental todavía más antiguo que surge en el siglo XVII con el filósofo Baruch Spinoza, el conatus (en latin) que se refiere al esfuerzo y el empeño de la mente para continuar existiendo y mejorándose. En su obra Ética III (Propuesta VII), Spinoza lo explica de la siguiente manera: “El esfuerzo por el cual cada cosa tiende a perseverar, a esforzarse en su mismo ser no es nada más que la misma esencia de esa cosa”. No es coincidencia que “conatus” se traduzca literalmente como “esfuerzo.”
Dejemos esa idea que se nos ha impuesto desde siempre, que necesitamos a nuestra media naranja para poder encontrar la felicidad y cambiar nuestras circunstancias para bien. A veces los problemas son complicados pero las respuestas son simples.
Se trata entonces de que cada uno de nosotros nos demos la oportunidad de manejar nuestro propio destino y nuestra vida. De responsabilizarnos por nuestros actos y de usar nuestra libertad con la capacidad que tenemos de raciocinio y madurez.
Por lo tanto, propongo un giro a esa frase: “No busques a alguien más que cambie tu vida, el cambio está en quien ves en el espejo.”
ANONIMO /
Me parece que o no entendiste la frase a la que hace alusión tu artículo o no sabes que es un espejo. Releéla un par de veces.