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Ir en bici fuera de las luces de las cámaras

Ser personaje* en esta ciudad es demasiado fácil. Manejarse en bici y contarlo es una buena manera para volverse alguien “digno de admirar”. Después de los ojos bien abiertos casi siempre llegan las mismas preguntas: ¿Te han tirado? ¿Qué tan peligroso es? Preguntas que pocas veces he escuchado que le hagan a alguien que maneje una bici barata, poco liviana, tipo Mayatour. Excepto claro, que lo haga en chancletas o ropa de marca por algún “área cool”.

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Esta es una opinión

Un ciclista entrando a la zona 1.

Fotos: Carlos Sebastián

La primera respuesta que se me ocurre es la obvia: que sí, que como cualquier otra actividad entraña sus riesgos potenciales. Por supuesto que la mejor manera de saberlo sería recurrir a los datos de accidentes y similares.

¡Ah, los datos! Siempre es más fácil conversar o discutir con datos, incluso cuando no existen, aunque lo más acertado sería decir que cuando no se contabilizan, o no se hacen públicos. Es francamente desconcertante, hasta se me antoja que una ironía, que creamos saber aquello de que el alma pesa veintiún gramos y no cuántos accidentes ocurren con bicis en esta ciudad. En todo caso es el dato menos importante de todos los que hacen falta. Ya lo habían anticipado los poetas: en la era de los datos, en efecto, vivimos en una Guatemala inconclusa.

Ésta es una ciudad que apenas se sube a la ola bicicletera, en la que los ciclistas somos unos salvadores de arbolitos, «hacemos ejercicio, ahorramos gasolina y disminuimos el tráfico». Y mientras en unas ciudades es muy cool y en otras ciudades alucinan desde hace décadas con el tema, nosotros llevamos mucho tiempo con este alcalde reinando y arreglando jardines, y hace muy poco descubrió la bici, así que es entendible que no existan datos que nos ayuden a entender la pregunta inicial.

Para mi mala suerte, los datos que me iban a servir para este texto fueron borrados del perfil de facebook del activista que ejerce el periodismo y se desplaza en bicicleta. O simplemente es que soy incapaz de encontrarlos.

Lo que recuerdo es que comparaba datos duros de accidentes totales. Hacía la salvedad del sub-registro existente y la dificultad para llegar a una conclusión certera, pero se aventuraba: El número que daba hacía suponer que la bicicleta era una forma segura de viajar en la ciudad si se comparaba con otros medios de transporte. Esa era su conclusión. Después de poco más de cinco años de andar en bici no puedo sino estar de acuerdo, aunque si hubiera leído eso en el primer mes, mi opinión definitivamente sería otra.

El problema de una conclusión inconclusa es que puede ser errónea. No incluía los datos totales de desplazamientos en bici, carro, en bus o a pie y entonces se podría pensar que la ciudad no necesita cambios para hacerla más amigable para las bicis o que la bici por sí misma será la solución. O que se ejecuten planes sin realmente buscar una solución, y simplemente se haga para subirse a la ola. Es así cómo se terminan haciendo ciclovías donde más chulas se ven y más ruido hacen pero donde menos se necesitan. Aunque estén muy bonitas y las use, pero tal vez servirían más en otra parte.

 

La ciclovía está muy bonita y también la uso, pero en otros lugares podría necesitarse más. Foto: Carlos Sebastián

La ciclovía de la Reforma está muy bonita y la usamos, pero en otros lugares podría necesitarse más.

Cómo me gustaría pararme en una esquina de la Reforma por un par de horas todos los días para llevar un recuento de ciclistas y luego irme a cualquier calle de la zona 6 con el mismo objetivo. El fotógrafo de Nómada, Carlos Sebastián, nos ayudó a ilustrar con dos imágenes lo que quiero decir sobre ir en bici en dos partes distintas de la ciudad. Y el recuento de ciclistas podría darle solidez a mi argumento: esa siempre fue una ciclovía para la tribuna, luego seguiría buscando explicaciones en el clasismo que impera en la ciudad… sin datos. De hecho, me enteré hace poco que la municipalidad sí hizo algunos estudios y los resultados fueron que había más ciclistas en otras áreas de la ciudad, ciclistas que no son salvadores del mundo sino que lo usan únicamente como medio de transporte. Pero ir a la municipalidad y que me filmen mientras pido información pública es un disuasivo.

La municipalidad de Guatemala se suma entonces a las de otras urbes con las que nos encantaría compararnos: en la mitad de las ciudades más grandes de Estados Unidos y el Europa también hay más ciclovías en los barrios más acomodados.

Aunque es alentador que empiecen a construir ciclovías en otras áreas de la ciudad, como la zona 5, la zona 12 entre la Aguilar Batres y la USAC, la zona 11 y parece que próximamente en la Avenida Petapa.

Vuelvo a la pregunta inicial y para eso se necesitan datos y no un anecdotario: quizá lo primero que habría que hacer es un censo de ciclistas para incluirlos dentro de las ¿políticas de movilidad? y hacernos pagar impuestos. ¿Por qué deberíamos estar exentos? ¿Porque somos esos personajes que salvamos arbolitos? ¿Y las ciclovías con qué pisto se harían pues? ¿O podríamos complejizarlo y pagar una parte los ciclistas y otra parte a quienes les ahorramos tráfico?

¿Cuántos hay? ¿Cuántos salen a pasear los domingos y cuántos van al trabajo entre semana? ¿Por dónde realmente se desplazan? Parecen las típicas preguntas que se haría una agencia de publicidad para segmentar su mercado objetivo. La terminología de mi trabajo poco sexy a veces se me cruza. Esta investigación también podría hacerla a fondo la municipalidad y publicarla en internet. Lo que quiero decir es que de esa manera podremos saber dónde se necesitarían ciclovías y dónde es que transitamos los personajes. Así quizá solo tendríamos que entretener.

*Dicen que Thomas Stevens (el del cartel expuesto en Japón en 1886) fue el primer hombre en darle la vuelta al mundo en bici. En este blog tradujeron al español el prólogo de su libro. Todo un nómada y un verdadero personaje.

 

Cartel que anunciaba de la vuelta al mundo de Stevens en bici en 1886.

Cartel que anunciaba de la vuelta al mundo de Stevens en bici en 1886. Foto: JapanBiking.com

 

Engler García
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Quise ser locutor profesional y no pude, pero fue en una cabina donde aprendí lo que sé de redactar. Abrí un blog para contar lo que veía. Después escribí en Plaza Pública, en un libro y ahora también en Nómada.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Oscar /

    18/06/2015 4:12 PM

    Antes de escribir sobre un tema hay que empaparse del mismo. Hacer una investigación mínima al respecto, descubrir sin buscar mucho que existe un plan Maestro de Bicicletas desde hace 6 años, entender la razones de porque las ciclovías se han dado donde se han dado y principalmente escribir objetivamente sin satirizar a las autoridad es de turno. Porque si jose hace esto, lo escrito es simplemente una opinión más sin ningún valor. Criticando no se hace una mejor ciudad, ni un mejor país.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Fito /

    19/08/2014 3:07 PM

    Recomiendan que si el recorrido es menor a los 10 kilometros se utilice la bicicleta, estoy deacuerdo pero en mi caso esos 10 kilometros los tengo que recorrer en el periferico. Si no repetan a los motoristas mucho menos a ciclistas, estaria muy complacido con una ciclovia en ese sector.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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