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La culpa la tiene EEUU y no hablo de guerras sino de meteoritos

Jeremías nos guió por el parque arqueológico de Cobá, en la península de Yucatán. Fue idea de mi mamá, a ella le gustan las visitas guiadas. Dice que aprende cosas que no llegaría a saber si hace el recorrido por su cuenta.

Cotidianidad homofobia matrimonio gay Opinión P369 Puerto Rico
Esta es una opinión

Foto: El Nuevo Día

Jeremías contó de 17 civilizaciones, de los caminos que conectaban Cobá con otras ciudades y de los siete puntos cardinales: norte, sur, este, oeste, el supramundo, el plano terrenal y el bajo mundo. A nuestro gruponos hablaba en español, mas si volteaba a hablar con algún otro guía del parque se expresaba en alguna de las lenguas maya.

Cobá tiene un camino largo que conecta las ruinas cerca de la entrada con la pirámide más alta, una que los turistas todavía podemos subir a pie hasta la cima.  Para llegar allí, los senderos se bifurcan: mi mamá se iba en una especie de carruaje empotrado en un triciclo, y yo seguía por otro camino a pie con tres amigos salvadoreños y nuestro guía.

Mientras caminaba a la par de Jeremías le pregunté si en Tulum se practicaba aún la religión maya, si prevalecía el cristianismo o una mezcla de ambas cosas.  Me dijo que en su comunidad había un chamán y que algunas personas acudían él cuando tenían un problema, pero él en lo personal –y señaló al supramundo-, prefería atender sus asuntos directamente con (señaló nuevamente a las alturas).  Ese, allá arriba, era más discreto que los chamanes de la comunidad.

—A propósito. Un comentario.

No fue precisamente un comentario lo que me dijo Jeremías. Me contó que había visto un video de un profeta evangelista, que decía que iba a caer un meteorito por ahí por Puerto Rico.

—No recuerdo bien si era al norte o al sur, pero por ahí unas personas hacían unos sacrificios al demonio. Sacrificaban niños y bebés para ofrecerlos a deidades malignas. Y por esa razón venía el meteorito.

Imaginé a Jeremías sentado en su casa frente a una laptop viendo un video en YouTube de un señor subido a una tarima o detrás de un podio en chaqueta y pantalón anunciando el meteorito apocalíptico. ¿Creerá que estos sacrificios se hacen en la isla o será un acontecimiento que ocurre en altamar, a treinta millas náuticas al norte –o al sur, no recuerda bien él— de Puerto Rico? ¿Por qué en Puerto Rico de todos los lugares que tiene el globo terráqueo. ¿Le dirá a todos los grupos de turistas que pastorea por las ruinas de Cobá, que caerá un meteorito en su país de origen?

Yo era incapaz de decir palabra pero él, como guía acostumbrado a dar ponencias sin interrupciones, siguió contándome. Que la culpa no era de Puerto Rico, me decía. Los culpables son Estados Unidos, porque su gobierno aprobó  una ley que permite el matrimonio entre hombres homosexuales y mujeres lesbianas.

Momentos antes de la bifurcación, por ese camino arbolado, Jeremías nos había advertido de tener cuidado de no pegarnos a un árbol cuya resina era venenosa. Algo saturados de datos, de repente pusimos especial atención, consternados de que fuésemos a rozar con el árbol equivocado y acabar convaleciendo en algún centro médico yucateco.

Pero no había de que preocuparse, solo saber que la resina de otro árbol ahí en la misma selva era el antídoto al veneno. Miguel dijo: Igual pasa con los hombres, veá.  Si uno se topa con uno venenoso, toca ir a frotarse con el antídoto.

No era que Jeremías no sabía que en nuestro grupo tres de cinco somos homosexuales o bisexual.  Él me contaba la profecía del evangelista de YouTube con toda premeditación.

¿Cuál será el antídoto a la homofobia que se promulga en las religiones?

Al salir del parque, mi mamá preguntó cuánto tiempo pensamos que íbamos a retener toda esa información que nos dio el guía por dos horas. De las 17 civilizaciones mayas, los caminos de piedra que conectaron Cobá con ciudades aledañas, y los siete puntos cardenales: cuatro normales y tres extraordinarios.  Después del meteorito de Jeremías fui incapaz de retener un solo dato maya.

Patricia Benabe
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Original de Puerto Rico, residente en Nueva York. Documentalista. Escribe. Aficionada a la lectura y la foto. Acumula discos, millas de viajera frecuente, amigos, y papeles. Estudió literatura hispánica en Nueva York y guión en Madrid.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Rodrigo /

    09/04/2015 10:10 AM

    Me ha gustado mucho, no solo el relato, la manera en que se desenvuelve la historia y la linda relación de lo terrenal y lo sagrado que lograste con los 7 puntos cardinales, sino que también el tema que tocas. Lamentablemente el pobre Jeremías, como tu bien relatas, es solo una víctima más del asedio de las obstinantes religiones y sus leyes marciales. Algo muy típico, según mi módica experiencia, en países centroamericanos y del caribe. En el sur de América, ya por suerte nos hemos ido despertando de estos 500 años de sadomasoquismo al cual nos sometieron las conquistas asesinas y sus leyes religiosas…es de esperarse que nuestros países tan queridos del caribe y Centroamérica se abran de ojos más temprano que tarde. ¡Ha sido un gusto leerte!

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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