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Los militares hablan (sin censura) sobre cómo ganaron la guerra

La última vez que Efraín Ríos Montt habló lúcidamente para el mundo fue en mayo de 2013. Y lo hizo forzado, para defenderse de la acusación por genocidio. Eso hasta que Izabel Acevedo decidió dejar para la posteridad un largometraje contra el olvido, que será presentado este fin de semana en el festival Memoria Verdad Justicia. En ‘El buen cristiano’, militares clave durante la guerra hablan del papel de Ríos Montt y dejan en suspense qué hubiera pasado con Otto Pérez Molina –mayor en el destacamento de Nebaj– si el histórico juicio no se hubiera anulado.

Cotidianidad De dónde venimos P258

Efraín Ríos Montt porta la banda presidencial en una de las escenas del documental 'El buen cristiano'.

Imágenes: Cortesía de Izabel Acevedo

El microbús se detuvo y el general Ríos Montt bajó con otras dos personas. Frente a él, esperándole, el capitán Rodolfo Muñoz Piloña, se le cuadró y le dio parte.

–Usted va a ser el próximo presidente de Guatemala.

–¿Quién va a mandar?

–Usted, mi general.

–¿Quién va a mandar?

–Usted, mi general.

–¿Quién va a mandar?

–Mire, si yo no lo hubiera querido como presidente de la República, no lo hubiera mandado a llamar.

Tres veces le preguntó Ríos Montt al militar retirado Muñoz Piloña quién iba a ser el presidente de Guatemala. Tres veces antes de que Muñoz –hoy presidente de la asociación de empresas de seguridad de Guatemala– revisara la oficina del ex presidente Romeo Lucas para comprobar que no había una bomba. Tres veces antes de sentarse, por primera y única vez, en la silla presidencial de Lucas y darse cuenta de que los pies no le llegaban al piso.

Quien fuera uno de los militares de confianza de Ríos Montt en el golpe de Estado evoca esta escena en ‘El buen cristiano’, el primer largometraje documental sobre el juicio por el que el dictador que gobernó Guatemala entre 1982 y 1983 fue sentenciado a 80 años por genocida. Una gran historia de justicia que duró diez días hasta que la impunidad dio de nuevo la victoria a los militares golpistas cuando la Corte de Constitucionalidad anuló la sentencia.

El documental es el primer largo de Izabel Acevedo (Ciudad de Guatemala, 1981), cineasta que se formó en México y que actualmente vive en Nueva York, autora de un proyecto cuyo estreno es el próximo 14 de noviembre en el cine Lux (entradas agotadas), y que también se proyectará el domingo 15, a las 14:30 horas, en el teatro de Bellas Artes (entrega de entradas en el teatro, a las 13:30 del mismo día), en el cierre del festival Memoria Verdad Justicia.

“Ustedes tienen la responsabilidad de que unos y otros vayan del brazo y por la calle caminemos juntos. La subversión no debe de continuar. Las armas sólo del ejército... Para nosotros, Dios y Guatemala, y para ustedes, Dios y Guatemala”. Quien habla es ‘el buen cristiano’, el dictador Ríos Montt, en 1982, y sus palabras provienen de una de las principales virtudes de la película: la aportación de archivo histórico audiovisual inédito. Esa frase es una de las favoritas de la directora del documental, que recrea el capítulo más negro de la historia de Guatemala a través de imágenes del propio juicio, de entrevistas con militares clave en el levantamiento, de uno de los abogados de Ríos Montt, y de Francisco Raymundo Gramajo, testigo en el juicio, que le cuenta la historia a su hermana Marta, quien era demasiado pequeña cuando todo sucedió y tuvieron que huir con su madre, antes de perderla y volverla a encontrar.

‘El buen cristiano’ es una obra que no tiene un carácter pesimista, pero sí golpea directo al corazón de un pueblo que no puede olvidar que jamás recuperará a sus muertos, pero que no logra resarcirse por todo el dolor.

Cuenta Acevedo que el cineasta chileno Patricio Guzmán dice que un país sin cine documental es como una familia sin álbum fotográfico. Y eso, añade, es lo que pasa hoy en Guatemala, ya que el suyo es el primer documental de largo aliento sobre un caso histórico a nivel mundial. “No tenemos un retrato de nosotros mismos que nos permita recordar quiénes fuimos y quiénes somos ahora”, dice Acevedo, que para cuando fue el juicio ya llevaba un año documentando los años más crueles de la guerra.

“El juicio por genocidio fue una especie de máquina del tiempo. En un solo espacio convergieron pasados angustiosos, el tenso presente y una propuesta para el futuro”, afirma la autora de un material que no pretende ser esperanzador porque la burocracia, entre tantas cosas, lo impidió.

Aunque las secuencias sobre el juicio por genocidio son reiteradas, el documental no busca ser sólo un material de archivo. Si no, la anulación de la sentencia por parte de la Corte de Constitucionalidad aparecería más retratada en la película y no quedaría insertada en los créditos, como sí sucede. La cinta es un esfuerzo de objetividad en el que no hay miedo a la subjetividad, como lo demuestra el uso de la historia de los hermanos Raymundo como un hilo conductor real y dramatizado, reflejo del drama real de las víctimas.

“Recuerdo su voz y recuerdo su cara, pero es como un sueño”, dice sobre su padre Francisco a Marta, que le mira con la tristeza de quien sabe que no puede acordarse del mayor drama de su vida. “Debió de ser duro, pero no recuerdo”.

 

Mujeres ixiles en una escena del documental 'El buen cristiano'.

Mujeres ixiles en una escena del documental 'El buen cristiano'.

Los testimonios de los que estuvieron con él

El documental sobre el fallido juicio por genocidio en el área de etnia Ixil, en Quiché, en el que fueron asesinadas casi 2,000 personas, es un retrato de opresores vencedores y oprimidos vencidos por la impunidad. La cinta retrata con honestidad cómo los vencedores hablan con ese aplomo que da la confianza en el sistema de justicia en Guatemala, ese que aún favorece a unos pocos poderosos. Y es precisamente uno de los seis abogados de Ríos Montt –Francisco García Gudiel– el fiel reflejo de ese presuntuoso aplomo cuando recuerda el primer día del juicio, en el que le pidió cinco días extra para prepararse a la jueza Yassmin Barrios.

“Si me dejan ser un poco indiscreto, yo sabía que no me iban a dar cinco días, pero la que iba a quedar mal era ella”, dice sobre Barrios el que ha sido abogado de Ríos Montt desde el caso del Jueves Negro, aquel día de 2003 en que el ex dictador incitó a sus seguidores a protestar en las calles de la capital porque el Tribunal Supremo Electoral no le quería inscribir como candidato y que concluyó con la muerte de un reportero. “Yo le descompuse a ella, pero era mi estrategia y su molestia fue inmediata”, dice riéndose el abogado.

Pero para su directora, esta historia no va de vencedores ni vencidos: “Es la historia de las estrategias de los vencedores para salir airosos de una guerra de guerrillas y de un juicio por genocidio. En ambos casos el fin sí justificó los medios”, dice Acevedo por email.

“En este momento que vivimos de guerra en Guatemala, yo digo ‘muchas gracias, Señor, porque yo sin ti no soy nada’ y espero poder guiar a Guatemala por los caminos tuyos que son de paz y amor”, dice Ríos, que se dedicó como dictador de religión protestante a ser pastor creyéndose enviado por Dios para dirigir el país.

El ex presidente Ronald Reagan apoyó todo lo que Ríos Montt le contó que estaba haciendo. Como los polos de desarrollo, el programa Frijoles y fusiles (comida a cambio de trabajo construyendo caminos a aldeas), el Plan Victoria 82, o el Plan Sofía (quema de aldeas). “Muchos de estos temas fueron sacados de los discursos semanales de Efraín”, rememora Juan Callejas, quien fuera jefe del Estado Mayor Presidencial con el ex dictador. Éste, junto a personajes clave de la dictadura, como Harris Whitbeck Piñol o Quilo Ayuso, da luz a una parte de la historia que permanece en tinieblas a través de sus testimonios en el documental.

 

Efraín Ríos Montt, durante el juicio por genocidio.

Efraín Ríos Montt, durante el juicio por genocidio.

El otro juicio que le quedó pendiente a OPM

Otto Pérez está desde hace dos meses en prisión preventiva por un enorme caso de corrupción, pero los testimonios del documental dejan una reflexión muy valiosa: su papel en la guerra pudo ser juzgado si el juicio no se hubiera anulado. El valor periodístico de las declaraciones de ciertas personas en ‘El buen cristiano’ es innegable: abre la mente del espectador en línea recta hacia una mal recortada memoria histórica que unos pocos, con mucho poder, aún bloquean.

El testimonio de Juan Callejas es especialmente esclarecedor y responde a una de las tantas preguntas sin responder sobre el papel que jugó el ex presidente Otto Pérez, cuando fue mayor en Nebaj (Quiché), donde se produjo el mayor número de matanzas. La concatenación de interrogantes es el principal atractivo de este primer largometraje documental que se realiza sobre el juicio por genocidio, porque disparar a la conciencia colectiva, hacer dudar, molestar a la apatía histórica puede ayudar a desvelar si el florecer guatemalteco trasciende a los hechos de corrupción de 2015.

Si bien afirma que “nunca” escuchó a Ríos Montt dar una orden de matanza, deja entrever la lógica de aquellos militares y cómo influyó en Otto Pérez. “Hay que seguir la cadena de mando” y señala el caso de la matanza de Alaska, en 2012, donde murieron seis personas en un acto represivo contra manifestantes en el primer año del gobierno de Pérez. “Por eso no debe de extrañarnos que en Totonicapán hubiera muertos. Es militar, pero eso en el imaginario colectivo no parece registrarse”. Y añade tranquilo, con la franqueza de quien sabe mucho de algo realmente importante: “Ahora Otto Pérez sería parte del proceso porque fue parte activa, igual que los civiles que financiaban”.

El que fuera un importante empresario durante la dictadura, Alfredo Kaltschmitt, señalado por ser un financista, deja una incógnita que sobrevuela hace años el imaginario colectivo respecto al papel de Pérez Molina en los años más duros de la guerra: “Al principio no pensaron en los efectos, Ríos Montt era el primero, pero había más. El comandante Tito (el sobrenombre de Otto Pérez en aquellos tiempos) estaba ahí en los campos”.

‘El buen cristiano’ refleja apenas la figura de Ríos Montt como pastor –algo que sí se echa en falta, justo para contraponer su auto-percepción de líder iluminado y salvador de la patria y por responder en parte al título de la obra–, pero logra incomodar tanto a los que hoy sólo recuerdan el juicio por ser un hito histórico que quedó en 2013, como a los que niegan el papel del ejército en las masacres: toda una sociedad que no quiso o no pudo creer que la Justicia estaba ahí para ser reclamada.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Manuel /

    12/11/2015 9:54 PM

    La redactora plantea el hecho histórico del jueves negro, mas no plantea que en las siguientes elecciones gano en el área geográfica donde ocurrió el supuesto genocidio, imparcial, objetivo? Que valides puede tener un filme así, que puede contar la historia de unos mas no del pueblo guatemalteco.

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    Isac Wallas /

    12/11/2015 10:58 AM

    Me parece que un problema que aun no hemos podido superar que cada quien quiere imponer su propia verdad y aun no hay esa madurez para evaluar todas esas voces, auscultar y validar su respectiva veracidad, no debería ser tan difícil puesto que es una parte de nuestra historia reciente, lo que ha faltado además de madurez esa voluntad, entereza y responsabilidad para ver hacia el futuro con el objetivo sano de construir un mejor país y abandonar todos aquellos intereses mezquinos que nos tienen aun atascados en las mismas discusiones sin poder avanzar, anclados a esos mismos vicios y cargas del egoísmo, la corrupción, la mediocridad, el sectarismo y otras más. Estos foros deben darnos la oportunidad de profundizar, perdonar sin olvidar para poder construir.

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    iMorales /

    11/11/2015 10:12 PM

    Este TEMA, por el hecho de haber MUCHOS MILITARES SEÑALADOS y tambien MUCHOS CULPABLES (documentado) PICA y PICA BASTANTE, pues tanto los MILITARES como los IZQUIERDISTAS NO quieren que sus PRIVILEGIOS FINANCIEROS se TERMINEN y por eso cada quien cuenta y defiende SU HISTORIA!!!!

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    lana porres /

    11/11/2015 9:11 PM

    El titulo dice mucho pero el articulo no dice absolutamente nada....eso es querer venderse sin valer nada....hay aun mucha gente como usted, que opina sin tener ni idea de lo que habla...fueron tiempos dificiles que los que aùn no habian nacido o eran muy chicos no deben dejarse influenciar por un solo lado del espectro...recuerde que uno de los actores ha sido siempre maestro de la mentira y el engaño.

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    Raymundo Lopez /

    11/11/2015 5:21 PM

    Esta pelicula segun dice esta nota no cuenta el principio que dio origen a esta guerra civil, no fue Rios Mont quien la llevo a cabo, El solamente fue un soldado mas que ayudo a Guatemala para salvarla de gente asesina que estaba en la guerrilla que fueron los mismos que mataron a los Ixiles y ahora le quieren echar la culpa al ejercito,eso no es una historia real, nosotros tambien vivimos esa guerra y de acuerdo a esta pelicula, Rios Mont fue el asesino, cuando es al contrario fue un profeta de Dios que se dedicaba a hablar de Dios e inculcar buenos valores morales para los ciudadanos!! por eso es que en ese tiempo no hubo asesinos y violadores porque estos fueron fusilados fue un pais donde cualquier persona podia salir a la calle y no le pasaba nada, que contrariedad con lo que vivimos hoy!! Rios Mont fue el mejor gobierno que tuvo Guatemala de esa epoca! y eso del genocidio es un invento de la guerrilla porque quiere dinerito del extranjero!!

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    César A. /

    11/11/2015 11:01 AM

    En Guatemala NO hubo genocidio, hay que darle gracias a los héroes que nos salvaron de convertirnos en Cuba o Venezuela.

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      Oscar /

      14/01/2019 3:04 PM

      Mentiras, toda estrategia trama es una invención de los izquierdosos, tengo el testimonio de 13 ancianos que contaron las historias de cuando eran jóvenes en nebaj Quiche, así que yo sí fui al lugar, no me lo contaron

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    alfonso villacorta /

    10/11/2015 8:12 PM

    la memoria filmica es asegun quien y como la vea porque mas nauseabundos que los clips de perez molina en sus anios mozos en combate no puede haber. rodeado de cadaveres de indefensos indigenas pidiendo mas ayuda norteamericana.
    casi de la misma forma que el confeso portillo, perez llega a la presidencia, siendo mas golpista que el loco de san sirisay por ser de los oficiales jovenes, mientras que el payaso cristiano, a quien solo tuvo la suerte de ser recordado -por parte de los estrategas gringos del golpe- por su buen papel de candidato progresista por la democracia cristiana en el 74 con un discurso licuado entre ideas de mal hiladas como las de hugo chavez y con la solvencia espiritual cash luna en una persona.
    ver el genocidio personificado en xekijel mont es como creer que tecun uman murio por querer matar al caballo, no al jinete. el genocidio es algo mucho mas complejo que ninguna pelicula puede explicar

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