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11 Pasos

Qué estaba pasando ayer adentro del Congreso y la Presidencia

Durante toda su carrera, el general Pérez Molina siempre aparecía en sus conferencias de prensa como el héroe. El que pidió la renuncia a Serrano Elías (1993). El que pedía un paro nacional contra Portillo (2003). El que pedía la renuncia Colom (2009). El que estaba indignado por la corrupción en su gobierno (2015). Pero nunca había aparecido como perdedor. Ayer fue otro Pérez Molina el que anunció la renuncia de su mancuerna política Roxana Baldetti.

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Así lucía anoche la puerta principal del Congreso, por dentro.

Foto: Jody García

Eran las cinco de la tarde de ayer viernes 8 de mayo de 2015. Afuera de la Casa Presidencial estábamos periodistas, fotógrafos y camarógrafos. Todos desesperados y llenos de adrenalina hacíamos cola para entrar. ¿Será que es cierto? ¿Tú que pensás? ¿Renuncia? A dos cuadras, la gente empezaba a llegar al parque central después de que se regara la bola en las redes sociales.

Cuarenta minutos después de la hora de la convocatoria el coronel Jorge Ortega, vocero presidencial, dijo que sólo se permitiría que la prensa le hiciera tres preguntas al jefe del Gobierno. La ansiedad reinaba en el Salón de los Espejos de la Casa Presidencial.

Al fin apareció Pérez Molina y los flashes se dispararon. El presidente tenía los ojos rojos. No estaba como siempre. No tenía puesta una corbata y su apariencia no era de seguridad. Estaba preocupado. Solo en medio del Salón de los Espejos, solo en el gobierno de su Partido Patriota. Sólo sin su Mano Dura. Recostado en la pared estaba Gustavo Martínez, su yerno y Secretario General de la Presidencia, y miembros de su equipo de comunicación. Esa tarde Roxana Baldetti le entregó su carta de renuncia después de una reunión entre el Presidente y el jefe de la CICIG sobre la continuación de las investigaciones sobre la red de defraudación aduanera. Baldeti vació su oficina y se fue con su familia. Por primera vez en la historia democrática del país un subjefe de Estado se apartó del cargo por un caso de corrupción.

El presidente lo confirmó. El rumor era cierto. La vicepresidenta renunció. En menos de cinco minutos el hashtag #RenuncióBaldetti era una tendencia guatemalteca en Twitter. Pérez Molina aseguró que no fue por la presión social o de algún gremio.

En realidad hubo 9 pasos que sucedieron en 23 días.

Pero no era creíble el Presidente cuando dijo que Baldetti renunció por decisión personal. En el movimiento de #RenunciaYa, había gente encadenada en el Palacio Nacional exigiendo que dimitiera al cargo. El Cacif también pidió que dejara el gobierno. Pero no, el presidente dijo que fue una decisión personal. Una decisión valiente y transparente para comprobar que no tiene nada que ver con la red de defraudación tributaria de la SAT.

Quizás hubiera sido más valiente si lo hubiera hecho el mismo domingo 19 de abril cuando dio la conferencia en no dijo la fecha exacta sobre su regreso de Corea y cuando no supo explicar cómo su secretario Juan Carlos Monzón se le fue de las manos y ahora está prófugo.

Al mismo tiempo en el que Pérez Molina daba la conferencia más triste de su vida (hasta ahora), el parque central empezó a llenarse. La adrenalina era más fuerte. Los ciudadanos que durante toda la semana estuvieron encadenados al palacio se habían levantado y lloraban. Era inevitable no llorar. Prendieron veladoras, gritaron, saltaron y bailaron. Gritaban: “Sí se pudo. Ni el Otto Pérez ni la Roxana se imaginaban esta fiesta ciudadana”.

 

Foto: DCA

Foto: DCA

Los diputados preocupados

Renunció. ¿Y ahora qué pasa? La Constitución dice que la renuncia de la vicepresidente tiene que ser conocida y aprobada por el Congreso de la República. Todos fuimos para el Congreso entonces.

A las ocho de la noche, el Palacio Legislativo estaba con algunos diputados, lleno de periodistas y rodeado de ciudadanos que manifestaban. Los diputados se alborotaron y se reunieron de urgencia. Los miembros de la Junta Directiva del Congreso, menos los del Partido Patriota, estaban discutiendo el trámite de la renuncia y la Comisión Pesquisidora trataba de definir qué pasaría con el antejuicio.

El diputado Salvador Baldizón, hermano del presidenciable de Líder, fue el primero en dar conferencia de prensa. Al tiempo que empezaba a hablar terminaron de llegar al Congreso los manifestantes que hace unos momento estaban frente al Palacio Nacional.

El micrófono no tenía mucho volumen y se escuchaban más los gritos de la protesta: “Hoy y mañana, seguirán las marchas”. “Baldizón, no te toca a vos”. Y “Si nos organizamos, renuncian todos”.

Cuando el diputado hablaba, la seguridad del Congreso atrancaba las puertas porque la gente estaba golpeando las entradas y ventanas. Parecía que lograrían entrar y obligarían a los diputados a huir asustados. Los periodistas trataban de tomar fotografías desde las ventanas, pero los trabajadores de ese organismo insistían en que no: Es peligroso, no hay protección. Pueden quebrar los vidrios. Todos viendo desde lejos.

Con dificultades de sonido, Baldizón decía que el trámite del antejuicio contra la vicemandataria seguiría hasta que el Pleno del Congreso aceptara la renuncia. Estaba conmocionado. Igual que los diez diputados que llegaron al Legislativo esa noche. Todos tenían la misma expresión. Sorpresa y consternación. Los gritos de fondo no paraban.

El congresista, al escuchar a los manifestantes celebrar la renuncia de Baldetti dijo sentirse muy contento porque fue “una victoria popular, de la ciudad, del pueblo de Guatemala”. Pero al consultarle su panorama del proceso electoral con ciudadanos inconformes con la corrupción y dispuestos seguir manifestando, su semblante cambió: “En un principio consideramos que esto está convulsionado y se deberán calmar las aguas”. Se limpió el sudor.

Minutos después, la Junta Directiva del Congreso, con la ausencia de los diputados del Partido Patriota, anunció que para hoy sábado 9 de mayo a las 4 de la tarde, el pleno del Congreso sesionará. Luis Rabbé, presidente del Legislativo y candidato a diputado por Líder, dijo que querían que se mantuviera la institucionalidad y que recibían la sorpresiva renuncia de Baldetti. También, consternado, agregó que en la sesión se verificaría la autenticidad de la carta de dimisión de la vicepresidenta para que los diputados votaran por aceptarla o rechazarla.

Cuando Rabbé terminó de hablar, ya no había gritos ni golpes en las puertas. Los manifestantes, a través de las redes sociales escucharon el mensaje y el Congreso escuchó el suyo.

De urgencia se convocó a una sesión para tratar la situación de Baldetti. Habrá que ver si las promesas de los políticos de hacer lo que los ciudadanos piden se concretarán. O si será como ha sucedido desde siempre, desde que empezamos a construir la democracia.

* Párrafos de otra nota fueron incluidos en una primera versión, que fue cambiada a las 17.30 del 9/5/15.


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    ANONIMO /

    10/05/2015 1:07 PM

    me parece que el gobierno jamas se imagino que el pueblo de guatemala se levantaría a una sola voz para manifestar su descontento y de su arta paciencia y ahora dejenme decirles que ahora en adelante a quien en verdad le deben de tener miedo es al pueblo mismo jamás se saldran con la suya quienes quieran pisotear nuestro suelo sagrado.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Erick /

    09/05/2015 9:38 PM

    Revisen antes de publicar la ortografía, daría más seriedad a su publicación

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!



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