Norma Torres: Giammattei no ha urgido a la Fiscal para que persiga a los corruptos

En el sur de California está el distrito 35, una localidad que incluye partes de los condados de Los Ángeles y San Bernardino, y donde Norma Torres es la representante desde 2015.

Ahora, por cuarta ocasión, Torres competirá en las elecciones para el Congreso de Estados Unidos y se enfrentará a Cargile, un republicano que perdió el respaldo de su partido debido a sus comentarios racistas y a sus creencias en QAnon, una teoría de la conspiración que se piensa que el presidente Trump está en guerra con una camarilla mundial de poderosas élites que adoran a Satanás.

En esta conversación telefónica desde Washington, Torres habla brevemente sobre la situación de su lucha política y su agenda de los próximos dos años para Centroamérica y, más punutalmente para Guatemala.

El distrito 35, que representa Norma Torres.

¿Cuál es el panorama en el distrito 35 de California de cara a las elecciones del 3 de noviembre?

El Partido Republicano postuló a un candidato para competir contra mí y luego le retiraron el apoyo. La razón es que ese candidato es una persona racista que no cree en la ciencia; incluso desde antes de ser candidato, ya había hecho todo lo posible para hacer avanzar esa agenda racista, especialmente contra los latinos.

¿Cómo ponen a alguien así contra mí? Yo he trabajado mucho representando a mi distrito, que está integrado en más de 70% por latinos, la mayoría inmigrantes y ciudadanos naturalizados, trabajadores y diversos, como yo.

En cambio esta persona es parte de un grupo que parece más un culto, que un grupo político. Ellos están apoyando a siete candidatos nacionalmente, pero para él va a ser difícil enfrentar a una representante como yo.

Usted buscará seguir en la Cámara de Representantes hasta 2022. ¿Seguirá trabajando con una agenda que toma en cuenta a Centroamérica?

En estos dos años que vienen mi enfoque incluirá a Latinoamérica, pero específicamente al Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, El Salvador y Honduras). Anticipando que Joe Biden gane la elección presidencial en noviembre y asuma el puesto en enero de 2021, voy trabajar con él como lo hice anteriormente en los primeros dos años que yo fui elegida (2015-2016) como congresista.

Primero, debemos luchar porque prevalezca el Estado de Derecho en el Triángulo Norte de Centroamérica. Eso significa seguir peleando contra la corrupción y certificar -auditar el buen uso de los recursos- toda la asistencia que le estamos dando al Triángulo Norte.

Así vamos a asegurar que ese dinero que sale de acá, de los Estados Unidos, llegue a las manos correctas, es decir, para ayudar al pueblo, y no para ser distribuido entre los corruptos miembros del Congreso de Guatemala o del narcotráfico de Honduras.

Usted es parte del Comité de Apropiaciones de la Cámara de Representantes. Desde ese puesto propuso un aporte financiero para Centroamérica, pero con la condición de que los países combatan la corrupción y la impunidad. ¿Usted cree que el presidente Alejandro Giammattei está cumpliendo con eso?

El presidente Giammattei ha tenido muchas oportunidades de cambiar la posición del gobierno de Guatemala tras la salida de Jimmy Morales, quien en la presidencia permitió el fin de CICIG.

Desafortunadamente, Giammattei no ha exigido que la Fiscal General, la señora Consuelo Porras, que priorice las investigaciones contra los miembros del Congreso que, se sabe, pues no es un secreto, son los corruptos que se han engordado gracias a la corrupción durante los últimos años de la administración de Jimmy Morales y que se siguen engordando con la asistencia que se le manda al pueblo durante la administración de este nuevo presidente.

Ojalá que el clima que viene, si tenemos cambios de presidente en los Estados Unidos, haga también cambiar al presidente Giammattei. Tener a un presidente como Joe Biden, reconociendo todo el trabajo que ha hecho personalmente en la región y con los conocimientos que tiene sobre los problemas de Centroamérica, abrirá una oportunidad de trabajar para mejorar las cosas; eso si realmente lo quiere el Gobierno de Guatemala.

Lo que tenemos ahora es un aumento de personas que siguen huyendo de la región y van hacia Estados Unidos porque no miran un futuro en Guatemala o en Honduras, y mucha gente está muriendo en esa trayectoria; ahora muchos de ellos están en la frontera de México.

Parte del problema es que los gobiernos del Triángulo Norte han sido muy débiles frente a la administración del presidente Trump, al forzarlos a aceptar personas que llegan enfermas y de otros países -como parte de los acuerdos para recibir a solicitantes de refugio-. Ojalá que podamos trabajar con el gobierno de Giammattei a partir de enero de 2020.

En el 2019 usted criticó al Departamento de Estado de Estados Unidos porque presentó una lista de personas corruptas que no parecía novedosa. ¿Qué debería cambiar en el mecanismo para elaborar el listado de corruptos?

No queremos que en esa lista haya personas que ya han pasado por las cortes estadounidenses y que ya hayan sido nombradas. Sabemos que el Departamento de Estado ha hecho muchas investigaciones y ellos saben quienes son los verdaderos corruptos que permanecen en la sombras.

Otra vez tengo la petición de que nos den esa lista de corruptos y en mi oficina estamos trabajando con el Departamento de Estado; ellos deben reconocen por qué esto es importante y por qué necesitamos quitarles las visas y enforzar nuestras leyes de Estados Unidos para castigarles.

En 2019 la congresista Nancy Pelosi encabezó la visita de una comitiva demócrata a Guatemala, pero usted fue la persona que parecía más emocionada. ¿Qué conexión tiene con Guatemala?

Yo adoro a Guatemala y al pueblo guatemalteco. Siento mucho dolor mi corazón por la situación en la que están viviendo los chapines bajo un gobierno que no los apoya y los ataca en de diferentes modos.

Mi visita del año pasado fue muy emocional porque estaba ligada al apoyo a esta Comisión (CICIG) que había llegado a Guatemala para dar una oportunidad de hacer cambios reales, y cuyo trabajo estaba a punto de terminar. Eso fue un golpe muy duro contra el pueblo de Guatemala y fue también muy duro que el presidente Donald Trump no le diera a CICIG el apoyo político que necesitaba.