En diciembre, la “época más linda del año” las desigualdades de esta sociedad capitalista son más evidentes que nunca. El comercio promociona intensamente juguetes de todo tipo en los medios de comunicación; especialmente en la televisión, con imágenes de niñxs rubios felices jugando, lo cual además de alimentar el deseo de los que pueden comprar, también genera sentimientos de deseo o frustración en los niños y en los padres y madres que no pueden comprar y seguir las tendencias de la temporada navideña.
Pero para todo hay solución: siempre hay en las chatarrerías montones de juguetes plásticos que a primera impresión son una buena alternativa, por supuesto en la “época más linda del año” nadie piensa en el impacto ambiental que eso genera, o en el impacto social que tiene una muñeca rubia en manos de una niña racializada o que básicamente la sonrisa fingida de un niño cuando no le gusta ese juguete que le enseñaron a desear, y que seguro es producto de la mano de obra esclavizada de millones de niñxs en países asiáticos.
En diciembre las empresas, las figuras públicas y los privilegiados en general, necesitan mostrar su “responsabilidad social”, “su generosidad” “porque nada mejor que el gozo de poder dar un detalle a un niño pobre y recibir una sonrisa de gratitud”. Todo esto en función también resaltar los propios privilegios y de sentir que somos buenos, lastimosamente muchas veces en detrimento de la dignidad de los que muchos llaman “niños pobres” o “los menos favorecidos”.
Por estas y más razones me gustaría compartir con ustedes algunos puntos a tener en cuenta en esta época del año, si realmente queremos que nuestras “buenas obras” no se conviertan en un asistencialismo miserable, en un detrimento de la dignidad de los niñxs racializados, en una actividad impersonal para hinchar egos y en mucha basura para los que tienen pocos recursos económicos.
Navidad, regalos plásticos y niñxs racializados: Uno da el reflejo de lo que uno es, o lo que uno considera que es la persona que lo recibe.
De niña siempre iba a las reparticiones de regalo y hacía ansiosa la fila, siempre volvía con alguna historia personal. Una vez le pedí a la señora que me extendió de manera acelerada una muñeca plástica que me la cambiara por otro juguete porque esa muñeca no me gustaba y todo terminó en una vergüenza para mi mamá, ya que la señora “sospechaba” que ya había pasado varias veces colada en la fila para reclamar doble regalo y creía ya me había dado una muñeca y yo no quería dos muñecas iguales. Se imaginarán la cantidad de niñas flacas negras con moñitos de colores que había en la fila, y la señora no podía distinguirnos y nos veía a todas iguales: niñxs pobres racializadxs.
Al final de los eventos, más allá de las sonrisas en la fotos que se llevan los privilegiados para mostrar lo buenos que son en las redes sociales, o para sustentar su trabajo social y evadir impuestos, quedan muchas amarguras para lxs niñxs y cuando se hacen evidentes, surgen frases muy odiosas, como “ a caballo regalado no se le mira el colmillo” o “ no vengo más por aquí, iremos a otra comunidad que si valore nuestra buena voluntad”, “ son unos desagradecidos que uno se desprende de algo y no agradecen, así son los pobres”.
Generar este tipo de prácticas que a simple vista están llenas de buenas intenciones, en realidad solo reafirma las desigualdades sociales y crea sentimientos negativos de parte y parte. Resulta que estos es cruelmente impersonal porque esos objetos en realidad no representan ningún vínculo emocional ni afectivo entre las partes, no es un regalo para Yuris ni para José, pensado según los verdaderos gustos e intereses de ellos, sino que son regalos para “niños pobres”, que afianzan la idea de que “el pobre debe vivir agradecido con cualquier cosa que le regalen”.
1. “Para los niños los carritos para las niñas las muñequitas”.
La sociedad heteronormativa nos enseña que a las niñas deben amar jugar con muñequitas y a los niños con carritos (a menos que sea el carro fucsia de la Barbie). Lo más común es que las personas privilegiadas, para cumplir con su “deber de buen cristiano”, ya sea que tengan un contacto con una fundación o simplemente compren -quién sabe dónde- un mar de muñequitas rubias, de juegos de cocina, balones y carritos plásticos y luego los lleven a una comunidad vulnerable. Ya en la comunidad hacen tres filas: una de niños, una de niñas y una fila de mujeres con bebés en brazos, y empiecen a entregar a cada quién un artículo según su sexo y edad. Mientras tanto, en otro punto del evento entregan una buena dosis de azúcar, gaseosas, dulces y comida chatarra. Al final en las fotos para redes se alcanza a ver todo ese plástico convertido en basura. Es un cuadro terrible.
Tengamos en cuenta que los regalos proyectan lo que lxs niñxs quieren ser cuando sean grandes, ojalá podamos estimular sus gustos más allá de ser mamá, verse como la Barbie o manejar un camión.
2. Regalar muñecas rubias y plásticas a niñas racializadas (negras e indígenas)
Esto es violencia en la representación simbólica, está completamente naturalizada y es un reflejo de un sistema racista. A las niñas que les gustan las muñecas (que no son todas), cuando juegan imaginan que esas muñecas son sus hijas, o que son ellas mismas cuando sean grandes. Cuando una muñeca es blanca con ojos azules, una niña racializada no se está viendo representada y su percepción de ella misma en relación a la belleza hegemónica se distorsiona. Esto genera muchos conflictos de identidad, las niñas se comparan con sus muñecas y empieza a recibir el mensaje de que la única forma de ser bella es teniendo ojos azules, la piel muy clara y cabello liso y rubio. Me hace pensar en el comienzo del libro de Toni Morrison Ojos Azules, donde la protagonista precisamente recibe una muñeca rubia de ojos azules y su madre negra dice que ella hubiese querido tener una muñeca como esa.
3. Llevar regalos plásticos desechables a niños racializados que viven en comunidades ubicadas en zonas de riesgo ambiental
Aunque en una publicación en una red social suene heroico haber viajado cielo, tierra y canoa río arriba para hacer una entrega de regalos a una comunidad étnica que vive en total abandono del Estado, y aunque tengas las mejores intenciones, esto puede ser algo muy negativo. Si los objetos que regalas son inservibles y ajenos al contexto y a la cultura local, y peor aún, van a generar residuos que a la larga perjudican la salud de esxs niñxs y el medio ambiente, estás haciendo más daño que bien. También hay que tener en cuenta que quizá la “Navidad” que es una época de consumismo producto de la colonización, no es algo que signifique lo mismo para ellxs.
4. No más fotos de Salvador Blanco
Esta es la peor parte: las fotos de todos felices. Las fotos en la que los blancos sobresalen mucho y sueltan sus discursos de asistencialismo y caridad que re victimizan a las personas que el sistema que los favorece oprime, refuerzan las desigualdades. Las fotos en las que aparecen niños sin nombres, niños que ajenos a cualquier vínculo personal con quien publica la foto, y que solo sirven como utilería para mostrar a esa persona como un héroe, como salvadores y a lxs niñxs racializadxs como lxs que necesitan ser salvadxs.
¿Qué hacer entonces?
No me las sé todas y estoy también en un proceso de desaprendizaje, pero teniendo en cuenta lo anterior y mi experiencia, les puedo recomendar algunas cositas, para que investiguemos más y no perdamos el ánimo.
1. Acercamiento honesto y afectivo
Si les importa mucho la niñez no esperen exclusivamente a que llegue la Navidad. Durante todo el año se pueden crear acercamientos honestos con niñxs a lxs que les puedes aportar cosas positivas a su vida más allá de las cosas materiales. Cuando llegue la Navidad sabrás cosas sobre ellos y entregarás regalos que realmente les gustan y necesitan.
2. No regales basura
En el caso de que quieras apoyar una causa y no tengas tiempo de hacer un acercamiento, regala cosas útiles y de calidad, sin estereotipos de género: colores, libros, ropa neutra, zapatos, y evade el plástico todo lo que puedas.
3. Qué no muera la tradición
La Navidad es un dar y recibir, creer que los niños y las familias de escasos recursos materiales no tienen nada para dar es una mentira y es muy violento. al contrario de los privilegiados, las personas de escasos recursos materiales dan de lo que tienen y no de lo que les sobra. Que tus planes navideños con las comunidades sean un dar y recibir ya sea material o simbólico, recuerden que es un ritual y todxs los seres humanos, todxs en este planeta, tenemos algo para dar.
4. No usar la excusa de las falsas expectativas para ahorrarse el trabajo de preguntarle a lxs niñxs qué quieren
Tal vez lxs niñxs de una comunidad todos piden iPhones, bicicletas, uno zapatos de marca y uno no pueda dárselos, pero eso normal. Un niño rico tal vez pida un dinosaurio real de mascota y eso tampoco será un regalo posible. Pero no eso quiere decir que a lxs niñxs "pobres" se les deba negar el deseo, en sus listas siempre habrá algo que realmente uno les pueda dar. Una casa en un árbol, es algo que requiere mucho trabajo, pero que cualquier padre en una vereda puede construir para su hijo, sin necesidad de invertir mucho dinero y será un regalo que nunca olvidaría.
Así como lo hacen los niños privilegiados, que quieren una “nave espacial real” los niños de comunidades empobrecidas son niños y tienen derecho a soñar y a desear cosas de calidad tanto material como simbólicas.
5. Qué escriban sus cartas y si no saben escribir que expresen lo que quieren abiertamente
Nuestros deseos y gustos personales no deben imponerse a los gustos y deseos de los niños. Son personas individuales y únicas, sus gustos son tan particulares como los de cualquier persona. Que escriban sus cartas además de ser un ejercicio muy bello, nos ayuda a conocer sus verdaderos sueños y deseos, nos hace entender que ellos sí saben lo que quieren y lo que necesitan, que pueden pensar en lo que ellos dan y lo que creen que merecen. Puede que sean muchxs niñxs, en ese caso organiza un equipo para leer las cartas y hacer apuntes claves para que ellos reciban algo que realmente quieren y necesitan. Nada más bello que leer lo que los piensan y desean, seguro será un privilegio para el lector y el mejor regalo que se puede recibir en la Navidad.
julio godinez /
el articulo esta muy interesante me abrio los ojos con sus opiniones Adelamte Sher Herrera
Josue Cruz /
Buen artículo.
De acuerdo con las recomendaciones.
No me gusta eso del 'lenguaje inclusivo' en las palabras pero lo tolero
María M. /
Por favor, no arruinen nuestra lectura escribiendo "lxs niñxs". Lo correcto es "los niños" y se sonre entiende que están incluidos niñas y niños. Hasta la RAE lo explicó! Ya al final de la lectura no podía más con eso.
en perspectiva /
ofense is taken not given
Cesar A. /
Realmente su resentimiento es inmenso, casi tan grande como su ignorancia. ¿Este tipo de estupidez es la que agenda que Nómada desea impulsar? Realmente da pena, y más con sus premisas falsas de igualdad. Cuando usted con su dinero haga caridad de corazón como tantas personas, hable, de lo contrario mejor haga silencio, vivir del racismo y de inventarse términos para perpetuar los privilegios debiese darle vergüenza, da asco xstxd y txdxs lxs txtxrxs dx Sxrxs.