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El día en el que Jimmy nos puso a un empujón de los balazos y la violencia política, un año después

Ese día no fue de 24 horas. Fue de muchas más. Hubo momentos eternos en los que la pólvora estaba en el ambiente, a milímetros de que un fósforo la encendiera y todo explotara.

La corrupción no es normal crisis J3 Opinión
Esta es una opinión

Dos ciudadanos se increpan el 27 de agosto de 2017.

Fotos: Carlos Sebastián y Sandra Sebastián

Estábamos frente a la sede de la CICIG en la zona 14 de la Ciudad de Guatemala, el barrio más exclusivo de la capital y el único en el que hay tantos detractores como defensores de la CICIG; en el resto del país, el apoyo a la Comisión de la ONU que lidera la lucha contra la corrupción y la impunidad es abrumador.

Ese día compartíamos calle unas dos mil personas. En la banqueta opuesta a la sede de la CICIG estaban cientos de ciudadanos que apoyaban la orden presidencial de expulsar a Iván Velásquez. En la banqueta de la CICIG estaban cientos de ciudadanos que defendían a la CICIG y al comisionado. Y en medio estábamos algunas decenas de policías y de oficiales de OACNUDH que servían de barrera humana para evitar que se tocaran ambos bandos y decenas de periodistas que fuimos a cubrir la tensión y que intentábamos usar el periodismo para evitar la violencia.

Solo los que estuvimos ahí durante doce horas entre las 8 de la mañana y las 8 de la noche supimos cuán cerca estuvimos del abismo. Hizo falta un insulto de más, un empujón, una mano extendida, un piloto de carro diplomático que se pusiera nervioso cuando los opositores no los dejaban salir, para que se derramara mucha sangre. Había muchas armas de guardaespaldas de los opositores y armas de los elementos de seguridad de la CICIG.

Aquí hay dos videos para resumir cómo llegamos a este punto.

Uno que adelanta la crisis (que tuvo 1.6 millones de visitas).

 

Y otro que resumió esa semana de tensión (que tuvo medio millón de visitas).

 

Ese día nos salvamos de la violencia política porque los líderes y los ciudadanos de ambos bandos decidieron que no la hubiera, que la vida es lo más valioso. A pesar de las provocaciones que hizo el presidente Jimmy Morales y de sus agentes de seguridad infiltrados.

 

 

Esto no se trató de un pulso, se trata de un delincuente que pudo acabar con vidas de guatemaltecos (2/2)

La historia de muchos conservadores pro-Jimmy y anti-CICIG resumió ese en que había sido un conflicto personal entre el presidente y el comisionado. “Uno le pidió el antejuicio” y “otro lo declaró non-grato”. Lo dicen abiertamente muchos dirigentes del CACIF, por ejemplo, muchos acusados de corrupción.

Pero no es cierto ese relato de la historia.

Eso es como si relatáramos un asalto frustrado de la siguiente manera: el policía intentó capturar al ladrón pero el ladrón en respuesta intentó expulsar al policía del barrio. En realidad era un conflicto personal entre el ladrón y el policía.

Aquí, nuestro ladrón:

Tenemos sentado en la silla presidencial a un delincuente, a una persona que ha cometido delitos. Por un lado, se robó Q50 mil mensuales, ilegales, del ejército (adicionales a su salario de Q150 mil, el mejor pagado de Latinoamérica). Pero por otro lado no declaró al menos Q7.8 millones de financiamiento electoral. Es más, le pidió a sus financistas –según evidencias testimoniales, de correos electrónicos y facturas– que no lo financiaran de manera legal para aparentar ‘ser un candidato del pueblo’ sino que lo hicieran de manera ilegal, sin declararlo. Y para cerrar el círculo, es una persona que intenta obstaculizar la justicia para que no se le investigue ni se le castigue por estos delitos, boicoteando a la CICIG y al comisionado.

Aquí, nuestro policía:

Tenemos sentado al frente de la CICIG a un comisionado que inició su carrera persiguiendo a bandidos de la talla de Pablo Escobar y que al llegar a investigar la relación entre crimen organizado, paramilitares y diputados, fue despedido de su cargo en la Corte Suprema de Justicia de Colombia. Lo contrató la ONU para venir a ayudarnos a luchar contra las estructuras que producen impunidad. Decidió que luchando contra la corrupción iba a dejar sin financiamiento a esas estructuras que producen impunidad. Encontró que un presidente se financiaba ilegalmente desde el contrabando aduanero (Pérez Molina) y que otro presidente se financió ilegalmente desde la campaña electoral (Jimmy Morales). Con maneras extravagantes (como conferencias de prensa, capturas de acusados sin importar sus pedigrís) y errores que tienen que corregirse, ha cumplido con su trabajo.

La decisión de nuestro ladrón de expulsar al policía del barrio pudo haber costado muchas vidas ese 27 de agosto de 2017.

Él seguramente se hubiera excusado en que no fue su intención que se perdieran vidas después de una orden presidencial desafortunada, como se excusó de sus órdenes previas el 7 de marzo de 2017 cuando después una comisaria policial impidió que 56 niñas pudieran salir de una habitación en llamas en el Hogar Seguro.

Desde hace un año, Jimmy Morales no ha hecho más que destruir lo poco que habíamos construido de Estado. Está arruinando a la Policía Nacional Civil con un ministro como Enrique Degenhart. Está llenando de rufianes al Estado, que son incompetentes y provocan pérdidas de vidas como con la tragedia del volcán de Fuego. Y está polarizando a la sociedad.

En el último año, estuvo cerca de realizar un golpe de Estado para destruir de una vez por todas la democracia y nuestros esfuerzos por ser un país en el que se cumpla la ley.

Ahora, de hecho, Jimmy Morales está más acorralado que nunca. Una nueva fiscal, la conservadora Consuelo Porras, acaba de pedir que se le quite la inmunidad por financiamiento electoral ilícito. En este año el MP y la CICIG encontraron más evidencias, más facturas, más testimonios y más transacciones que demuestran que el presidente cometió varios delitos electorales cuando era candidato.

Su esperanza es que otros ladrones en el Congreso lo protejan y que sus ministros que le quedan sean tan descarados de cometer otra ilegalidad, desoír a la Corte de Constitucionalidad y expulsar al comisionado de la CICIG. O bien desoír a Estados Unidos y a la Corte y negarle la renovación de la visa de trabajo al comisionado el 18 de septiembre.

Esperemos que fracase en su intento. Que se recuerden él y su banda de aliados en el Congreso que no gobiernan en el país de la impunidad de 1978 sino en Guatemala en el año 2018. Que se recuerden que les quedan, si es que llegan y no los alcanza antes la justicia, menos de diez meses antes de que hayamos elegido a sus sucesores para la Presidencia y el Congreso.

Nosotros, como hace un año, seguiremos aquí.

Martín Rodríguez Pellecer
/

(Guatemala, 1982.) Es el fundador de Nómada. Fue director y CEO entre 2014 y 2019. Es guatemalteco, perseverante y alegre. En 2020, cedió parte de sus acciones a trabajadores, periodistas de prestigio y vendió el resto a uno de sus maestros, Gonzalo Marroquín. Fue periodista 20 años y ahora se dedica a hacer consultorías para personas, instituciones y empresas. Es políglota y escritor. @revolufashion


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COMENTARIOS

RESPUESTAS

    Víctor lopez /

    27/08/2018 10:57 PM

    Pues ojalá se vaya preso ,pero de verdad no que sólo casaca le dan al pueblo, y no sólo el , también ; militares , oligarquía , y otros que no son oligarquía pero que tienen mucho pisto y que lo sentaron allí ... A OPM , ya lo hubieran sentenciado , que están esperando ... Y que devuelva lo que nos robó.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Doi coj /

    27/08/2018 4:48 PM

    Estas en lo cierto Martin: "Nosotros seguiremos aqui"... en esta lucha por tener un mejor pais, para nuestros hijos y los que nos siguen.

    ¡Ay no!

    ¡Nítido!

    Esturban /

    27/08/2018 1:42 PM

    Y en vez de apoyarnos como guatemaltecos defendimos a un extranjero que solo está jugando con el país en beneficio de la agenda gringa pero no por Guatemala

    ¡Ay no!

    6

    ¡Nítido!



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